ESTA EDICIÓN NOS CONTÓ UN RELATO SOBRE IDENTIDADES, SEXUALIDAD, LAS PASIONES, LA FAMILIA. TODO ESTO SIN DEJAR FUERA TEMAS URGENTES COMO LA DESAPARICIÓN FORZADA, LA VIOLENCIA ESTRUCTURAL Y EL ADOCTRINAMIENTO

Este año el Hotel Hércules fue la sede de la que podría ser la feria más fresca de los maratones artísticos. Cada año, Trámite crea todo un ecosistema donde artistas, curadores, coleccionistas y amantes del arte conviven fuera del arquetipo delx artista inaccesible, del arte que sólo vive en el cubo blanco de una galería en el centro del país. 

En palabras de José Miguel Loyola, uno de sus directores, su intención no es crear una nueva centralidad en Querétaro, sino celebrar lo que ocurre en el bajío y demás estados atravesados por narrativas diferentes a las de CDMX. Si nos preguntan, una decisión bastante atinada que reunió a personas de Acapulco, Guadalajara, Morelia, Nayarit, León, Tampico, Irapuato, Los Mochis y demás territorios.

Esta edición nos contó un relato sobre identidades, sexualidad, las pasiones, la familia. Todo esto sin dejar fuera temas urgentes como la desaparición forzada, la violencia estructural y el adoctrinamiento que nos encierra en esos cubos blancos que pueden resultar tan opresivos. 

Después de 8 ediciones ¿Qué tiene de nuevo la novena?

¿El arte puede convivir con una ex fábrica textil que ahora es un hotel? Trámite 009 convirtió esta duda en un “claro que sí”. En Coolhuntermx ya habíamos tenido la oportunidad de visitar Hotel Hércules, y al estar perdidas conocimos el túnel, a primera vista terrorífico, que se resignificó con la obra de Pepx Romero, Daniela de la Torre, Akka, Juan Caloca, Orly Anan, el performance de Ana Romo Ban y demás obras que convivieron de una manera poética con las paredes despintadas y las fermentadoras de cerveza. 

Por supuesto, el arte también se apropió del jardín y ni los mosquitos, al parecer sedientos de artistas, evitaron que las personas disfrutaran de las piezas montadas en el aire, afuera del horno de pizzas, o en andamios. Todo, mientras seguían las visitas guiadas de curadorxs como Paola Jasso, Simon Gerbaud, Miriam Hernández, Regina Alencaster o Juan Ki Buenrostro. 

“Cuentos para extraterrestres que quieren aprender a bordar”

Así se titula la curaduría de Juan Ki Buenrostro para Garage Michoacán, un espacio donde los monstruos, los extraterrestres, vampirxs y las estrellas conviven en el mismo plano. Su eje poético parte de una reinterpretación de la frase latina Per aspera ad astra (“a las estrellas a través de la dificultad”), transformada por el historiador del arte Aby Warburg en Per monstra ad astra: “a las estrellas a través de los monstruos”.

“Juego con estas ficciones que reúnen monstruosidades porque también nos hermanan con ellas.”

Juan Ki Buenrostro

Entre las piezas que conforman esta curaduría se encuentran los amuletos de José Ángel Ayala, mejor conocido como Lechuga, que representan apariciones del hombre polilla “Mothman”, cuya ficción relata que si dicho ser se aparece cuatro veces ocurrirá una tragedia. Es así donde el juego entre fantasía y realidad comienza, pues Juan Ki decidió colocar sólo tres piezas para evitar dicha profecía.

 

Igualmente, encontramos las piezas de Andu Franco, artista y escaramuza, que se centra en el textil y objeto a partir de un análisis de la práctica deportiva-social de la charrería. Es así que transforma las crinolinas de sus trajes en vestidos que se montaron suspendidos en el aire, como si fueran seres de otro planeta.  

“Le dije a Andu que no podía dejar de pensar en la Virgen de Fátima, que para mí es una alienígena. Si hay alguien de otro planeta, claro que tiene que estar flotando”

Juan Ki Buenrostro

En cuanto a Estefanía Sánchez, más allá de la estética, se teje un discurso donde bordar, surcir o escribir son gestos equivalentes. 

“Escribir es tejer, agarras el hilo, la tela, los elementos que tienes a la mano y construyes coherencia. Pero también, a veces, deshaces lo que haces para volver a mirar. Privilegié obras que hablan de procesos, no sólo de resultados.”

Juan Ki Buenrostro

En esta curaduría, los textiles son el corazón. No como artes menores, como la historia muchas veces quiso hacerlos ver, sino como el lenguaje de niñxs rebeldes.

El humor también atraviesa las obras y a lxs monstruos. En la muestra aparece un guiño llamado Instituto Heterodoxo de Prácticas Marxistas para Vampires, un concepto que nació de una broma, pero que alude a algo mucho más profundo: el deseo de imaginar instituciones más amables con los cuerpos disidentes.

“Hace poco sufrí un despido injustificado por homofobia en una institución de Jalisco. En 2025, eso debería darles vergüenza, pero de esa experiencia surgió una conversación sobre cómo sería una escuela amable con personas trans o queer. De ahí el nombre: un chiste, sí, pero también un manifiesto.”

Juan Ki Buenrostro

De esta premisa se sostiene una de las obras de Estefanía, un pupitre con la frase “Tabula rasa”, recordándonos que no somos un lienzo en blanco esperando ser adoctrinado, sino que una historia nos respalda.

Finalmente, Astro realizó un recorrido por los samuráis, mismos que atravesaron el karate, los sonideros, los rótulos y su historia familiar, donde exploró la despersonalización de su abuelo como un samurai que vive para servirle a un amo.   

Un sólo apartado no es suficiente para hablar de estxs artistas y sus visiones. En este garage reímos, evocamos a la compasión y deseamos con todas nuestras fuerzas nunca encontrar cuatro polillas, ni ser abducidxs en la carretera. 

“El arte no sólo embellece: también nos enfrenta. Nos hace ver lo que dejamos olvidado en el garage, en el refrigerador. A veces nos recuerda que hay algo podrido ahí.”

Juan Ki Buenrostro

La lontananza del devenir 

El garage Trampick de esta edición fue curado por Regina Alencaster bajo el concepto de Lontananza, una noción que surgía en la pintura como una perspectiva aérea y expandida. En la tradición pictórica, la lontananza era un paisaje dispuesto no como registro fiel de lo real, sino como una construcción sentimental e idealizada. Un artificio visual al servicio de la espiritualidad, la identidad nacional y la emoción colectiva.

Bajo esta premisa, Alencaster propuso un ejercicio de desplazamiento, un modo de mirar el arte desde otros horizontes: lo íntimo, lo natural y lo simbólico. Trámite, en ese sentido, se transformó en un territorio donde las obras dialogan entre sí como microclimas que respiran, se rozan y se contaminan.

“Imaginé el paisaje como un conjunto de pequeños mundos. Algunos profundamente íntimos: familia, amistades, deseos y otros ligados a lo natural, como si la tierra misma respirara con las obras.”

Regina Alencaster

Así, piezas como la fuente de Rebeca Ramírez exploran la sexualidad y el deseo, mientras las esculturas de Pablo Arellano, unas flores encapsuladas en cera, juegan con la fragilidad de lo vivo y la posibilidad de conservarlo para siempre. A su vez, las mesas de sacrificio de Jaime Ruiz Otis reconfiguran materiales industriales reciclados, abriendo un diálogo entre lo sagrado y lo cotidiano.

Claro, el espacio también influyó en la curaduría. 

“Me encanta la recuperación de espacios industriales que ya no sirven para su propósito original. Hotel Hércules no busca borrar su historia, sino integrarla, y las obras dialogan con eso.” 

Regina Alencaster

Ejemplo de ello son las pinturas de Helio Santos: paisajes desdibujados que parecen capas de pintura cayendo con el tiempo, ecos del pasado que se adhieren a las paredes.

La noción de Lontananza atraviesa toda la exposición: una mirada que se aleja para ver con más claridad, que entiende el paisaje no como fondo sino como emoción, como una construcción colectiva de memoria y deseo.

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Trámite 009 nos dejó inspiradxs y deseosxs por conocer qué deparará el próximo año para esta feria tan cerca, llena de talento joven y ficciones que atraviesan la realidad.

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Fecha de Publicación:
Martes 21/10 2025