LA ESCRITURA DE LA IDENTIDAD PERSONAL SE TRAZA CON ACUARELA EN UN PAPEL SIEMPRE HÚMEDO, LAS POSIBILIDADES DADAS POR LA TECNOLOGÍA Y LA CULTURA HACEN QUE LA PINCELADA NO QUEDE FIJA, SINO QUE SIEMPRE SE ESTÉ DESLIZANDO.

Antes la identidad era materia sólida, nacías mujer, con un nombre y apellido definitivo y tu vida era un solo camino, que aunque con curvas y giros inesperados marcaba siempre la misma dirección tu destino.

Ahora la vida se parece más a “El jardín de los senderos que se bifurcan” de Borges, y si a éste le añadimos altas dosis de tecnología y el desencanto de un futuro distópico, se puede parecer mucho a las entrañas de Matrix.

 

El próximo año, Matrix, la emblemática película de las hermanas –antes hermanos– Wachowski cumplirá 20 años de haber sido estrenada. El tema por el que se mantiene vigente y por el cual es ahora mi referencia, no es por los innovadores efectos especiales o por el gran éxito que tuvo en taquilla, sino porque habla de cuestionar la realidad y el ejercicio de la libertad de ser.

En Matrix, la gigantesca incubadora en la que vivían inconscientes y esclavizados los humanos, se rompía solo si decidías tomar la píldora roja que te ofrecía Morfeo. Y si lo hacías, despertabas de tu tibio sueño de placenta y salías arrojado por un conducto líquido a la vulnerabilidad de la realidad.

Seguimos ingresando al mundo por una matriz orgánica, pero después de casi dos décadas de incubación, a veces menos, podemos no sólo elegir entre la píldora azul y la roja para liberarnos, sino de entre miles de píldoras y miles de toboganes entrecruzados; la vida es un colorido parque acuático.

La nave con la que ingresas al parque es tu cuerpo, ese modelo del año en que naciste, ya venía configurado sin que te preguntaran, los genes son tiránicos. Pero tan pronto llegamos al primer nivel de los toboganes ya tenemos las posibilidad de transformar al cuerpo.

 

El primer tobogán es el menos arriesgado, una curva suave a baja velocidad por los caminos de la salud y el ejercicio, yoga y veganismo, alta proteína y crossfit, orgánico y pilates, al final de la rampa ese cuerpo puede estar modelado, firme y atlético. Pero apenas estás cayendo en el agua cuando ya tienes en la mira los siguientes conductos de transformación.

Esta entrenada y optimizada figura puede ahora lanzarse a unas caídas rápidas donde la intervención quirúrgica llega a donde no alcanzan la dieta y el ejercicio. El escalpelo es el cincel que puede esculpir cada detalle, desde la punta asimétrica de la nariz, bajando por labios más carnosos, dientes blancos y perfectos, pechos más grandes o más pequeños, grasa reacomodada y sin bolsas de Bichat,  el quirófano es un brillante y estéril tobogán con dioses posgraduados que estilizan bellos Adanes y Evas.

Pero aún así se conserva algún tono de Prismacolor color piel y de pelo de variedad Miss Clairol, ¿para qué pintarse de realidad si hay colores de fantasía? La siguiente sección del parque tiene muchos pequeños conductos con todos los colores posibles, y conforme te deslizas suavemente, la piel se ilustra con formas, colores y texturas, puedes trazar toda tu superficie, añadirle joyería a cualquier curva, esquina o hueco que tengas, y al final, enmarcarlo todo con un arcoíris posado en el pelo. Nunca había existido un ser así, tan estilizado y decorado, tan independiente de lo natural y de lo real, y lo real lo defines tú.

 

Tu ser líquido se sigue deslizando entre caminos para construir quien es. Un cuerpo estilizado, libre, ilustrado, pero aún desnudo como un Adán rebelde que busca hojas de higuera, pera o durazno con que cubrirse, que se relacionen con su siempre cambiante ser. El suave río de la identidad se vuelve catarata a la velocidad de las tendencias, y ahora te arrojas desde un tobogán múltiple a los centros comerciales, bazares, boutiques, show rooms y tiendas en línea, y en cada caída puedes cubrirte de telas que dicen tu nombre, el nombre que quieras ponerte de la persona que quieres ser.

Redefinido, ilustrado y vestido, eres más tú, amas tu ser, y quieres sentir más amor de otros y con otros. Una alberca burbujeante e iluminada de rojo te llama, pasión, amor y deseo perfuman su estancia, y para bajar hay un arcoíris de posibilidades que rebasan lo masculino y lo femenino, sólo personas que llegaron ahí de las más diversas rampas; los toboganes que te llevan son circulares y te permiten entrar y salir a tu gusto, puedes quedarte el tiempo que quieras con quien desees.

No hay salida del parque acuático, porque tu ser ya no sabe vivir mas que en el agua, eres un anfibio permanente como el Ajolote y como él, sin importar que partes te corten, te crecen nuevas, sólo que del color y la forma que quieras.

 



  • FOTOS: Vanessa Flores

  • TEXTO: Ileana Jalil Kentros

Fecha de Publicación:
Martes 26/06 2018