LOS MUSEOS HAN DESCUBIERTO UNA NUEVA FORMA DE ATRAER MÁS VISITANTES POR MEDIO DE LAS REDES SOCIALES, LO CUAL HA SIGNIFICADO EN LA MANERA DE CONSUMIR EL ARTE ACTUALMENTE.

Miércoles 13/ 07 2016

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FOTOS:Manu EspinosaArturo LópezMiky AlanisMariana FigueiredoGiovanni González
Texto: Hive

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Los museos de arte contemporáneo en la CDMX han sabido capitalizar en los últimos años el potencial promocional de las redes sociales, trayendo exposiciones con grandes instalaciones que invitan al visitante a vivir el arte, tomarle fotografías y videos, y compartirlo en social media.

Más que nunca estamos observando museos y galerías de arte llenas de personas posando para fotos, tomándose selfies, mirando hacia abajo, más atentas de sus smartphones que de las obras expuestas, para editar y encontrar el filtro ideal en Instagram o Snapchat. Se podría pensar que algunos artistas anticipan el impacto fotográfico que sus obras van a tener, y realizarlas ex profeso.

Por una parte, este movimiento ha representado una victoria para la divulgación del arte y de sus creadores, ya que ha atraído un público que antes no asistía a los museos por su estatuto “intelectual”; un mundo en el que muchas personas se sentían ajenas, y desinteresadas.

Por el contrario, también estas “complacencias” populares, el sensacionalismo del arte, ha recibido grandes críticas, ya que podrían llevar a una sobre valoración de ciertas piezas o instalaciones, además de provocar una visita superficial, como un tour fotográfico, en lugar de promover la reflexión crítica y profunda del arte.

Tres son los museos capitalinos que han traído importantes y atractivas exhibiciones “de inmersión”, obteniendo grandes resultados tanto en el número de visitas a sus instalaciones, como de amplificación en redes sociales.

El caso más sonado fue la exposición “Obsesión Infinita” de Yayoi Kusama (2014). Un trabajo maravilloso que demandaba un completo involucramiento de la audiencia, y gracias a su escala y texturas, se tradujo en bellas y numerosas fotos para Facebook e Instagram. Según datos oficiales, alrededor de 300 mil personas acudieron a conocer las más de 100 obras creadas por la artista entre 1950 y 2013; además el hashtag de Instagram #kusamaeneltamayo tuvo más de 5 mil posts (entre fotos y videos).

@marfilu MUAC 01

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Otro museo que también se ha caracterizado por aprovechar la popularidad de las redes sociales para promover sus exposiciones in situ es El Museo Jumex. Un ejemplo claro fueron las exposiciones de 2015 “Bajo un mismo sol”, un ensamble cultural de varias obras y autores, y “Qué es una estampa” de Allen Ruppersberg. De hecho, el Jumex, en colaboración con L’officiel Mexico, organizó #EmptyJumex, un evento a puertas cerradas con Instagrammers para promover el museo y las exposiciones arriba mencionadas. Las fotos generadas a partir de este evento alcanzaron más de un millón de impresiones, y los hashtags #BajoUnMismoSol y #QuéEsUnaEstampa cuentan con más de 800 posts en Instagram.

Finalmente, el Museo Universitario de Arte Contemporáneo (MUAC) también ha contado con exposiciones e instalaciones de gran escala, que se han popularizado por su naturaleza “instagrameable”. Entre 2015 y 2016, sus exposiciones “Pseudomatismos” de Rafael Lozano-Hemmer, y “El ideal infinitamente variable de lo popular” de Jeremy Deller tuvieron una afluencia significativa.

En Instagram, el hashtag #Pseudomatismos tiene 1,339 posts, #LozanoHemmer 509 posts, #SeNecesitaMasPoesia 333 posts y #JeremyDeller 5,002 posts.

En el mismo MUAC, la nueva exposición de Anish Kapoor “Arqueología: Biología” tuvo 7 mil personas presentes en la inauguración, y en sus primeros 4 días alcanzó los 21 mil visitantes. El hashtag #KapoorEnElMuac ya tiene casi 600 posts.

Los museos han descubierto esta nueva forma de atraer más visitantes y lo seguirán haciendo a través de instalaciones con gran presencia en redes sociales. Las criticas no cesarán, pero lo cierto es que al final no importa si muchas de esas personas sólo asisten para tomarse fotos con las obras, subirlas a Instagram o grabarse interactuando con ellas en Snapchat; las personas tienen el derecho de experimentar y vivir el arte de maneras muy diferentes y personales, y nadie tiene autoridad para juzgar o criticar esas prácticas.