EN MÉXICO SE GENERAN ALREDEDOR DE 42 MILLONES DE TONELADAS DE BASURA AL AÑO. NO OBSTANTE, SÓLO EL 7% LLEGA A UN CICLO DE RECICLAJE. ¿QUÉ HAREMOS CON ESTA INFORMACIÓN?

En 2024 y años previos la frase reciclaje textil se volvió parte de nuestro vocabulario. Además, se trata de una característica necesaria en muchos de los productos que consumimos, pero ¿qué pasa con productos como los textiles en los que los procesos de reciclaje son más complicados? 

Según un informe emitido por la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo, la segunda industria más perjudicial para el medio ambiente es la de la moda. Al año se desechan más de 500 mil toneladas de microfibras, esto equivale a 3 mil millones de barriles de petróleo. Desafortunadamente, también emite más gases de efecto invernadero que todos los vuelos y envíos marítimos internacionales juntos. De seguir con este modelo de negocio, para el 2030 las emisiones contaminantes incrementarán 50%.

Además, según la Secretaría del Medio Ambiente y Recursos Naturales, en México se generan alrededor de 42 millones de toneladas de basura al año. No obstante, sólo el 7% llega a un ciclo de reciclaje.

Ante estas cifras, es imperativo conocer y comprender las alternativas que existen. Estamos conscientes que un cambio representativo tendría que venir de las grandes marcas y gobiernos, principales responsables de los daños irreparables al medio ambiente. Sin embargo, como habitantes de este planeta, podemos contribuir con nuestras acciones y elecciones de compra (o no compra -preferiblemente-), por ello te presentamos algunos proyectos y perfiles que adoptaron el reciclaje textil como la matriz de su trabajo. 

Novabori

Novabori es una empresa mexicana con una historia de más de 60 años en el campo del reciclaje textil. Desde sus inicios, se destacó por su enfoque en la co-creación de telas, cobijas y diversos productos textiles para impactar positivamente en múltiples industrias. Con sede en el estado de Tlaxcala, ha evolucionado hasta convertirse en un clúster de pequeñas empresas que colaboran para generar beneficios comunes, aprovechando las sinergias entre el reciclaje y la producción textil.

En un contexto donde solo se recicla el 0.5% de los textiles en México y el 1% a nivel global, empresas como Novabori juegan un papel crucial al ofrecer servicios que impulsan la circularidad en la industria textil.

Uno de los logros más destacados es su innovadora pieza diseñada inicialmente como toalla, pero versátil para adaptarse como cobija, mantel u otros usos según la necesidad del usuario. Esta mentalidad de reutilización y prolongación de la vida útil del producto ha permitido reducir el desperdicio por persona hasta 8 veces más.

Este compromiso con la sostenibilidad y la innovación ha sido reconocido a nivel internacional. La empresa fue finalista en prestigiosos concursos como Fabric of Change, Collaboratory de Levi’s y No Waste Challenge de What Design Can Do. Además, sus telas han sido protagonistas en Fashion Week tanto en México como en Nueva York, mostrando al mundo las posibilidades de la moda sostenible y responsable.

Si bien Europa lidera en sostenibilidad textil, con leyes que impulsan el uso de materiales reciclados en la industria de la moda, es evidente que esta tendencia se expandirá a nivel global. A pesar de los desafíos en la cadena de suministro y la liquidez que enfrenta la industria del reciclaje textil, el compromiso de las empresas es clave para construir el futuro.

Athziri Magaña

Originaria de Michoacán, Athziri es una diseñadora de moda que complementó su formación con una maestría en diseño estratégico e innovación. Su trabajo se enfoca en marcas y pueblos originarios. Lleva una relación laboral con artesanas Nahuas, Tzotziles y Otomíes. A su vez, imparte clases a nivel superior.

Actualmente cuenta con marcas como Tzicua, que resalta técnicas artesanales de Michoacán; Mujeres Raíz diseño artesanal que impulsa a artesanas y preserva procesos de producción circulares y en simbiosis con la naturaleza; y Nook, marca que rescata residuos textiles para convertirlos en muñecos y accesorios.

Con el objetivo de explorar alternativas, se enfocó en el aspecto del color al crear su proyecto más significativo, Biosis Lab, un laboratorio móvil. Esta búsqueda la llevó a las comunidades originarias, donde el color de su vestimenta se obtiene de los recursos presentes en su entorno. Es así que de manera inadvertida, han estado practicando procesos circulares de moda desde épocas prehispánicas.

La rentabilidad y la persistencia han sido de los mayores obstáculos a los que se ha enfrentado en su carrera profesional, pues es más fácil crear una marca con materiales de bajo costo y mano de obra barata. No obstante, resalta la importancia de esta rama sustentable.

Pimperl

Fundada en 2019, Pimperl tiene una misión clara: integrar la sustentabilidad en lo más profundo de su ADN, haciendo que sea accesible para todas las personas.

Una de las principales características de Pimperl es su enfoque en el uso de materiales reciclados. Sus prendas son una mezcla innovadora de botellas de PET y desperdicio textil proveniente de mesas de corte. Esta combinación no solo reduce el impacto ambiental, sino que también demuestra que la moda sostenible puede ser elegante y atractiva.

La marca se enorgullece de su compromiso con el planeta y las personas. Su objetivo no es solo reducir el impacto ambiental, sino anularlo por completo. Pimperl ha implementado medidas significativas para contrarrestar el cambio climático, como mitigar las emisiones de CO2 en todas sus operaciones y adoptar un programa de reciclaje textil que les ha llevado a ser Zero-Waste.

Además, Pimperl utiliza exclusivamente materiales sostenibles certificados, biodegradables y produce sus prendas a través del comercio justo. Este enfoque garantiza que todos sus aliados compartan la misma filosofía de respeto por el medio ambiente y las condiciones laborales justas.

Una de las alternativas que ofrece son las prendas de bambú. Esta fibra natural es fresca, altamente transpirable y amigable con el planeta. Requiere un 70% menos de agua que el algodón para producirse, es orgánica, biodegradable y posee propiedades antibacterianas, lo que la convierte en una opción sostenible y responsable.

Katia Álvarez

Además de contar con logros literarios como la publicación de su ensayo “Entomología de una casa” en la revista “Temporales” de la NYU, Katia es la fundadora de Isabel Mending, un proyecto de reciclaje textil en donde le da una nueva vida a prendas a través del bordado y el patchwork. A su vez, se ha desempeñado como tallerista en varios espacios para la creación de cuentos y arte.

Hasta el momento, su trabajo más significativo es una mochila utilizada para guardar un caballete y diversos instrumentos para pintar. Esta fue usada alrededor de 5 o 6 años, viajó a cientos de lugares para retratar paisajes y personas. Por ello, tenía mucho desgaste. Para lograr la restauración, utilizó retazos de telas que fueron donados al proyecto.

Para Katia, la mayor dificultad del reciclaje textil es la relación entre el tiempo de producción, la cantidad de prendas y su costo. Debido a que es un modelo de trabajo artesanal, la creación de las piezas en un periodo determinado es más baja a comparación de una empresa de fast fashion que fabrica cientos de prendas por hora. Por ello, los costos necesitan ser más elevados para poder sostener los gastos del proyecto. Ante esto, otro reto es buscar la mejor manera de promover el valor de las prendas responsables.


  • Redacción Coolhuntermx

  • Fotos: Cortesía

Fecha de Publicación:
Lunes 18/03 2024