SOBRE LAS NECESIDADES DE LA EDUCACIÓN DE DISEÑO DE MODA EN MÉXICO Y SUS CONSIDERACIONES A FUTURO.
Hace unos años, Li Edelkoort, académica y analista de tendencias, futureaba sobre la educación de diseño de moda en una plática para Business of Fashion. En ella detectaba algunos problemas sobre la enseñanza y el perfil de egresados que la academia genera. Mencionaba que las escuelas producen personas de ego elevado, futuros “directores creativos” en un mundo en el que se necesitan proyectos colaborativos y la suma de experiencias diversas como motor creativo. Llevo ocho años como profesor de diferentes materias en carreras de diseño, publicidad y marketing de moda en la Universidad Jannette Klein.
Me ha tocado enseñar procesos teóricos y metodologías de investigación, fenómenos culturales contemporáneos y hasta procesos prácticos de producción de imágenes de moda (por mi experiencia en producción de contenidos editoriales). Disfruto todas las áreas y la retroalimentación que genera estar en el aula con personas más jóvenes. Es trillado pero me mantienen actualizado en referencias y hasta en expresiones que ya no entiendo. Quiero compartir algunas de las observaciones que esta experiencia me ha dejado.
Para empezar, es indispensable que las escuelas enseñen contexto local. En todos los diseños se prioriza el contexto histórico europeo, o del norte global, lo que propicia una desconexión con la realidad de nuestro entorno. Aunque es importante saberlo, es más importante transmitir nuestra propia historia; entender el proceso de desarrollo de la moda mexicana, sus creadorxs y su evolución. Además de ser conscientes de la evolución de la industria en sus diferentes momentos para no suponer que vivimos su etapa de mayor desarrollo.
Han habido momentos más fructíferos para las marcas mexicanas y sus posibilidades de construcción de negocio. Podríamos transmitir la riqueza cultural de los textiles artesanales (cosa que se debería de aprender en niveles previos de nuestra formación académica) y detonar interés para generar mayor investigación. Hay un claro vacío de información de temas de moda mexicana específicos que podría ser atendido si detonamos su curiosidad.
He tenido la fortuna de conocer de cerca las preocupaciones de lxs jóvenes que estudian diseño de moda. Les pregunto en qué área se quisieran colocar o qué tipo de diseño les gustaría crear. Sus respuestas han cambiado a lo largo de los años; han habido generaciones con una clara preocupación ambiental, otras que buscan crear ropa libres binomios de género. Para muchxs de lxs alumnxs que estudian moda, la universidad es su lugar seguro. Un refugio que promueve sus búsquedas creativas-personales y que no juzga bajo las presiones familiares tradicionales. A raíz de ello se sienten con mayor confianza de poder definirse trans o no binaries. Por eso es indispensable educar desde la empatía, entender cada contexto, preguntar sus pronombres y hacer las adecuaciones que les permita seguir sintiéndose segurxs.
A veces bromeo con que somos profesorxs enseñando diseño al borde del colapso del sistema como lo conocemos (capitalista/ambiental). Por eso al impartir la materia de Diseño sustentable mi objetivo es únicamente plantear preguntas. Una problemática tan compleja puede analizarse desde diferentes enfoques y hay capacidad de injerencia en cada uno de los eslabones de la cadena de producción en la que seguramente intervendrán. Me interesa que desde sus propios medios, creen una relación más consciente con los objetos que produzcan. En este sentido, la materia del semestre pasado contempló una colaboración con Recos, un biopolímero hecho a base de celulosa de maíz y trigo, pero que sirve de excusa para que conozcan de cerca los desarrollos industriales sustentables y se genere un espacio de cuestionamiento y descubrimiento.
Por último, uno de los esfuerzos que vale la pena considerar y que le compete directamente a todas las universidades de diseño de moda en México es el seguimiento de lxs egresadxs. Debemos de generar condiciones de desarrollo posterior en la industria, manera de vincularlxs con otrxs creativxs, medios e incluso, para quienes están en esa condición de privilegio, atraer inversión que genere desarrollo de los proyectos que se gestan dentro de las aulas. Los formatos de incubadora han sido exitosos en otras ciudades, tanto europeas como de Latinoamérica para incentivar que las marcas locales crezcan. Es emocionante ver lo que las nuevas generaciones hacen con los recursos que tienen a su disposición, seguro que no dejarán de sorprendernos.
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FOTOS: Alejandra Patrón
TEXTO: Rodrigo de N. Colmenero
Fecha de Publicación:
Martes 31/01 2023
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