LOS MENESTERES DE TRABAJAR COMO FREELANCE EN EL SECTOR CULTURAL MEXICANO.

Ser trabajadora independiente o freelance es una forma de trabajo cada vez más común. Particularmente para quienes nos hemos incorporado al ámbito laboral en los últimos años. De la fuerza laboral total en México, el 26.5% trabaja bajo este esquema. Las múltiples crisis económicas a nivel mundial, y la expansión de los modelos neoliberales han provocado una precarización de las condiciones en las que trabajamos. Pocas instituciones o empresas ofrecen seguridad laboral — ni hablar de salarios dignos, prestaciones y una jubilación. Nos venden la idea de trabajar de forma independiente como un espacio de crecimiento y posibilidades sin límites. Podemos trabajar desde casa, poner nuestros propios horarios y cobrar de manera competitiva. No estamos atadxs a ninguna empresa, somos nuestrxs propixs jefes, ¡emprender es el negocio del futuro! 

Si bien estas son algunas de las ventajas que puede tener el trabajo freelance, lo que no se discute con la misma atención son las dificultades para quienes dependemos únicamente de la cantidad y frecuencia de los proyectos que conseguimos. Además, debemos desarrollar un sistema eficiente de administración del tiempo para cumplir con las fechas límite que exigen las personas que nos contratan. Podemos pasar por periodos de “sequía” en los que difícilmente hallamos trabajo y poco después encontrarnos con 3, 4 o más proyectos que nos contratan de manera simultánea — no nos abastecemos y el día no es lo suficientemente largo para terminar todos los pendientes. A pesar de todo, ¡lo logramos! Entregas todo en tiempo y forma, se hacen pequeños cambios un par de veces y listo, ya terminó la parte difícil. Aparentemente.

La travesía del freelance

Ahora, sigue la travesía de obtener el pago; hay que navegar el sistema interno de pago de cada empresa o institución, que significa ponerse en contacto con la persona encargada de contaduría, entregarle los documentos que nos soliciten (que suelen ser entre 3 y 12, dependiendo de lo que necesiten), hacer la factura con las especificaciones exactas que nos digan (esto supone aprender todo lo relacionado al sistema tributario o contratar a alguien que lo haga por nosotrxs), entregar todo cuanto antes…¡pero eso no es todo!

Dependiendo de la empresa o institución que nos contrate, pueden pagar entre 30, 90 o hasta 120 días después de terminado el proyecto. Sí, puede que nos hayan correteado para entregarles todo en tiempo y forma, pero cuando llega la hora de pagar nuestro trabajo, ahí sí no hay nada que puedan hacer, así funcionan las políticas internas y hazle como quieras. No importa si debemos pagar renta y comida hoy, hay que aguantar otro mes (al menos) para ver el fruto de nuestra labor.

Luego entonces, toca contar minuciosamente los días y enviar correo tras correo dando seguimiento al proceso — ¿Cómo va? ¿Falta algún documento? ¿Tienen toda mi información bancaria? Y en lugar de poder dedicarnos enteramente al trabajo por el que nos contrataron, tenemos que hacer también de contadores, cobradores y personal administrativo para asegurarnos que vayamos a recibir la compensación acordada.

Además, nuestro trabajo es de naturaleza creativa artística, hay que incluir labores de relaciones públicas, marketing y a veces hasta de modelaje. La naturaleza de nuestro empleo es inmensamente desgastante, precisamente porque ejercemos tres o cuatro trabajos además del que en teoría tenemos, aunque sólo recibimos pago por una de las labores que desempeñamos. 

Precariedad en el trabajo del sector cultural

Esta es otra manera en la que se manifiesta la precariedad en nuestro sector — la vida laboral freelance suena muy bien si pudiéramos dedicarnos sin preocupaciones al trabajo por el que nos contrataron. Sin embargo, de por sí nos vamos a generar antigüedad ni tener acceso a servicio médico ni reparto de utilidades. Lo menos que podría ofrecer el trabajo independiente para que no resulte tan estresante sería que recibiéramos pago puntual. Esto, si tenemos la fortuna de haber firmado un contrato, sin embargo, estas fechas se pueden ir recorriendo de forma impune si fue un acuerdo verbal o a través de correo electrónico.

Aún con un contrato de por medio, las empresas/instituciones cuentan con el hecho que sería más costoso para nosotrxs como trabajadores individuales llevar a cabo acciones legales, que simplemente esperar el tiempo que quieran hasta que decidan completar nuestro pago. No es raro que incluso haya ocasiones en los que tengamos que esperar años para recibir pagos pendientes, porque no hay consecuencias significativas para quienes sencillamente deciden no pagar.

La única herramienta que nos puede ayudar de alguna manera son las redes sociales — hacer público en nuestros perfiles lo que está sucediendo con la esperanza que reciba suficiente tracción, la empresa/institución sea masivamente señalada y la crisis en relaciones o imagen pública los obligue a realizar el pago. A nivel institucional no existe información de fácil acceso que nos sugiera cómo exigir que las personas que nos contraten cumplan con lo prometido. ¿Qué podemos hacer ante un panorama tan desolador?

Por esto es importante que nos organicemos al interior de nuestros gremios — aunque el neoliberalismo nos anima a pensar únicamente en la competencia y en “ganarle” a nuestros colegas. Esta misma desconfianza facilita que las empresas abusen de múltiples trabajadores freelance porque no nos prevenimos entre nosotrxs de sus prácticas poco éticas.

Asimismo, estas discusiones nos pueden ayudar a mejorar los salarios para todo mundo, en lugar de que haya desigualdad. Ya que, hay personas mejor informadas que otras de los estándares de la industria. Puedes seguir cuentas en redes sociales que den sugerencias para lidiar con estas prácticas, por ejemplo Tu laboralista de confianza, o espacios de apoyo para artistas como el de ReyReyPelcastre en el que se comparten sugerencias para cobrar como artista gráficx. 

Con todo, el cambio más importante que debe llevarse a cabo no son los pequeños esfuerzos de supervivencia, sino que la burocracia vigente sea transformada de forma radical. Es insostenible que los plazos de pago sean tan largos y que no haya información de fácil acceso para quienes requerimos ayuda legal para exigir lo que nos corresponde. ¿Cómo podemos provocar estos cambios a gran escala? ¿Desde qué espacios podemos influir en crear políticas de pago que no contribuyan a la precariedad laboral a la que nos enfrentamos?


  • TEXTO: Jumko Ogata

Fecha de Publicación:
Martes 19/09 2023