DORJE SE PRESENTA DEL 22 AL 25 DE AGOSTO EN EL MUSEO UNIVERSITARIO DEL CHOPO.

Nohbords es un proyecto de danza que ha ganado reconocimiento por su forma de explorar el cuerpo y el movimiento. A través de cada pieza experimentan conceptos poco comunes en la disciplina. Ahora presentan Dorje y platicamos con Diego Mur, su director creativo, sobre este nuevo proyecto.

¿De dónde surge la inspiración para Dorje? 

Dorje surge de la necesidad personal de reflexionar sobre los rituales cotidianos a los que acudimos o creamos para darle sentido a nuestra existencia. Al mismo tiempo como bailarín de  mis ganas de buscar por medio de la danza y el cuerpo un entendimiento a nuestra conducta evolutiva. La violencia/crisis emocional/existencial representa decontruirse o construirse. 

Creo que nacemos y automáticamente aprendemos a sobrevivir. No existe instinto más humano. Ese sentimiento se representa en múltiples conductas que nos enfrentan a reconocernos como algo que quizás estamos destinados a ser. 

¿Cuál sería el eje central de la pieza? 

La violencia emocional y física, los patrones y conductas que desarrollamos como individuos, los ciclos. Dorje habla de todo eso que nos lastima, que nos rompe, lo que nos ahoga, duele, lesiona, fractura. Habla de lo que no nos deja dormir, lo que aturde pero también habla de la fe, de la esperanza, de creer que algo se iluminará y encontraremos la verdad, la paz, la tranquilidad, la plenitud, el entendimiento. Para mí Dorje es el silencio y la melancolía que nos invade cuando a solas vemos al cielo y platicamos con la luna de algo triste. 

¿Hay elementos técnicos nuevos que estés incorporando? 

La música original es un elemento fundamental en nuestro trabajo pero esta será  la primera vez que Sebastian Lechuga y Raúl Villamil toquen la música en vivo. También por primera vez nos enfrentamos a cuerpos al desnudo, es un trabajo muy específico, me emociona. Por primera vez dejamos la caja negra para ejecutar toda la pieza sobre una plataforma de color blanco que enmarca cada trazo coreográfico. 

¿Cómo fue el proceso de trabajo para el desarrollo de la pieza? 

Comenzamos hace 8 meses, la segunda semana de enero de este año. Primero hicimos un laboratorio en donde investigamos con el cuerpo distintos caminos o formas de movernos para desarrollar un lenguaje en particular. Iniciamos la práctica en la explanada de Monumento a la Madre, al principio pensaba la obra para espacios abiertos. Los bailarines que vivieron este proceso de investigación conmigo fueron Diego Vértiz, (bailarín con el que llevo trabajando 3 años y quién me inspira), Juan Carlos Shoker, Tonatihu Saguilán y Alberto Munguía, después Diego Alcalá se sumó al equipo. 

Yo proponía algunos conceptos específicos como la dislocación, vértigo, fuera de centro, equilibrio y los bailarines exploraban siguiendo esas pautas. Ellos identificaban que sucedía y se iba creando una especie de registro o recopilación de sus movimientos. Después reconocían cuales de los trazos que definían los conducían a estados físicos y mentales que me interesaban a mí como coreógrafo a sumar a la pieza como parte del discurso. Así fuimos construyendo la obra. 

Esta pieza también depende de los sonidos que la danza genera y de la propia respiración del equipo. ¿Cómo logran generar un ritmo?

Sí,  una vez más la respiración y el uso de la voz es parte clave de nuestra propuesta. Desde el inicio del proyecto existe un interés por la práctica del movimiento acompañado de la inhalación y exhalación.  Me identifico con este código de la danza que es muy particular de los años setenta. Lo encuentro atractivo y contundente como elemento en la afectación de los cuerpos, me remite a danzas primitivas, ancestrales y rituales. Todos son inspiración clave en mi trabajo como coreógrafo. 

¿Cómo ves la evolución de Nohbords a través del tiempo? 

Somos un proyecto que sin duda ha evolucionado bastante. Actualmente por primera vez, a diferencia de los años pasados, planeo volver el proyecto una compañía fija. Es decir, trabajar con un grupo determinados de bailarines todas las obras y no crear distintas piezas convocando a distintos bailarines como hasta ahora sucede. Me gusta la oportunidad de que seamos muchos los que coincidamos. Conocer gente, dirigir a otros jóvenes como yo, siempre talentosos, es increíble esa parte. Pero también tengo la necesidad de comenzar a crecer con la investigación de danza que llevamos a cabo y para eso un equipo estable con el que pueda trabajar día a día será clave en el desarrollo del laboratorio. 

¿Cómo ves el proyecto en un futuro a mediano plazo? 

Es curioso porque mucha gente percibe al proyecto como algo definido pero yo creo que seguimos probando, aún somos un grupo  joven. Vivimos una etapa de experimentación, de poner a prueba nuestras teorías, inquietudes e ideas. Hasta el momento hemos decidido crecer aquí desde México y demostrar que el desarrollo y la calidad de un proyecto mexicano es posible. Aunque me gustaría que eventualmente migráramos. Aunque sea por un momento. Me gustaría que fuera a otro lugar de Latinoamérica, pero no lo sé.

Comentabas que la danza es una disciplina que carece de aforo en México. ¿Qué crees que hace falta para incentivar su crecimiento?  

El tema de la cultura y las artes en el país en general es complicado. Pero las artes vivas, especialmente la danza contemporánea es poco relevante como fenómeno social. Los apoyos del gobierno para la disciplina son pocos y pobres, además de que se mueven bajo un círculo viciado, cerrado, con poca apertura o circulación hacia jóvenes. Así, son pocas las oportunidades de exposición y claro, con apoyos tan escasos es difícil poder crear piezas con una manufactura o producción digna. Eso no ayuda a seducir al público que no se familiariza con dicha práctica. Pero estamos en eso, somos cada vez más los proyectos jóvenes que encontramos vías y medios de producción alternativas para llevar a cabo nuestro arte. 

Dorje se presenta en el Museo Universitario del Chopo del 22 al 25 de agosto, consulta aquí los horarios. 




Fecha de Publicación:
Martes 20/08 2019