LA ILUSTRADORA FEMINISTA ANGE CANO, COMPARTE ACERCA DE SU HABILIDAD PARA CONTAR HISTORIAS Y HACER VISIBLE LOS TEMAS QUE LE PREOCUPAN.

Ange Cano nació en Mérida y estudió Artes Visuales en la Escuela Superior de Artes de Yucatán. Durante la universidad se olvidó del dibujo y se especializó en foto ya que la imposición de determinados estilos o del cánon predominante de dibujo en la academia, la desmotivaban para seguir practicando. Cuando terminó la licenciatura esto cambió ya que volvió a la práctica del dibujo mientras daba clases de natación para ahorrar dinero. Sabía que un jefe y empleo fijo no eran lo suyo por lo que decidió comenzar su marca de playeras. Una inquietud que tenía desde la adolescencia, sobre todo en Mérida, donde era difícil conseguir piezas con un concepto detrás.

Yo quería hacer playeras con las que yo me identificara, porque aquí todo es muy genérico. Todo es Pull&Bear, Zara o Bershka.

Pero las dificultades de impulsar una marca independiente y hacerlo rentable era un reto que Ange encaró con trabajo y dedicación. Primero utilizando sus ahorros para montar un taller de serigrafía en la casa de su mamá; donde empezó a hacer playeras hace tres años. Pero la demanda de sus playeras comenzó a rebasarla, debido a la incapacidad de sus proveedores en Mérida que no contaban con los materiales necesarios por lo que decidió mudarse a la Ciudad de México.

Desde la primaria, Ange hacía muchas historietas y cómics, le gustaba mucho que sus compañeros le contaran historias mientras ella las iba dibujando. De manera muy intuitiva, aunque recuerda, también la influenciaron los cómics que su papá siempre compraba como Mafalda y Condorito.

Me gusta mucho contar historias y aunque sean dramáticas, trágicas, tristes o algo muy profundo, siempre trato de darle un giro chistoso.

Para Ange, el estilo toma relevancia en la medida que lo encuentras, en el proceso, ya que esto significa que te has encontrado contigo mismx. Ella dibujó e intentó demasiadas técnicas, tratando de copiar o dar realismo a su obra; sin embargo, cuando Ange encontró el garabato como su estilo, supo cómo quería hacer escuchar su voz. Sobre todo para retratar vivencias y experiencias muy personales.

Hace dos años que Ange comenzó a estudiar y documentarse sobre el feminismo. Dos de sus libros predilectos son Cómo educar en el feminismo de Chimamanda Ngozi Adichie y Mala feminista de Roxane Gay. Cuando se adentró más al mundo de la ilustración y comenzó a conocer a otras ilustradoras que hablaban del movimiento desde sus propias formas de mirar y representar el mundo; esto la motivó y consideró necesario sumarse a la conversación; aunque el miedo estuviera ahí, por temor a ser juzgada o criticada por su forma de pensar. Atravesada por los estereotipos de género, una cultura machista y el rompimiento de una relación que la violentó, siguió.

Para mi es necesario hablar de lo que me pasa, de lo que siento, lo que me molesta, por más trivial que sea; porque eso es lo que han hecho durante toda la vida, callarnos. Es entonces que hablándolo, podemos lograr un montón de cosas. Es muy importante dialogar. Nuestras historias son importantes porque nos ayudan a conectarnos, nos ayudan a darnos cuenta de que no somos las únicas que pasamos por esas vivencias, aunque creamos que estamos solas.

Hace unos meses su papá le preguntó –y tú qué ¿ya eres activista?; a Ange, eso la tomó por sorpresa ya que nunca consideró su trabajo desde esa perspectiva. Sobre todo al recordar el tono de voz que mantenía, a comparación de ahora, que considera más fuerte y concisa en problemas como el racismo y el machismo. Nunca fue su intención, Ange destaca que si le molesta algo, simplemente lo dice. En su podcast Chaparrón, también amplía la conversación donde comparte sus experiencias personales y la de sus invitadxs.

Los planes de todxs cambiaron cuando llegó la pandemia. Ange, previo a la cuarentena, estaba en proceso de abrir un espacio para impartir talleres que tuvo que posponer por las implicaciones y los tiempos de la nueva normalidad. Diversificó su práctica a través de talleres en línea y encargos de ilustraciones ante las dificultades por encontrar proveedores para producir playeras y los problemas con la plataforma donde vendía sus productos. Pero con la venta sobre pedido que realizó en Bazarama durante una semana el pasado mes de mayo, ahora le permitirá enfocarse en la realización de su propia tienda en línea. Tiene planeado mejorar los empaques, las etiquetas y hacer crecer la marca. También comenzará aprender a tatuar.

Al hablar sobre el miedo, le pregunté a Ange, cuáles serían esos consejos que daría para aquellas que tienen miedo de hablar sobre sus problemas o mostrar su trabajo. A lo que ella respondió que este miedo, tal vez se deba al temor de la aceptación de su trabajo a la primera, medido a través de likes. En una cultura donde el número de seguidores y likes determinan “el éxito” de tu trabajo. Por lo que hace hincapié en dejar de pensar en el espectador.

Cuando tú dejas de pensar en el espectador y escribes y dibujas para ti, no tienes miedo porque la única que se va a juzgar eres tú. Empiecen con hacer las cosas para sí mismas. Dejar de pensar en el que dirán.



  • TEXTO: Cristina Cruz

  • FOTOS: Cortesía Ange Cano

Fecha de Publicación:
Lunes 22/06 2020