¿Por qué las áreas de juego son necesarias?

El juego es una actividad esencial para el desarrollo integral de la infancia, además de un derecho. Proporciona a lxs niñxs habilidades fundamentales para interactuar con su entorno y fomenta la socialización, la expresión emocional y la creatividad.

Según Diana Weisner, fundadora y directora de la Fundación Cerros de Bogotá, el juego es una parte inherente de la condición humana, que permite experimentar y divertirse sin restricciones. Por su parte, Paola López, arquitecta especializada en proyectos de paisaje y territorio, enfatiza que el juego es la puesta en práctica de capacidades desarrolladas a lo largo de diferentes etapas de la vida. Es así que promueve la espontaneidad y la adaptación a diversas situaciones.

¿Qué áreas son adecuadas para cada edad?

De acuerdo con un documento de la Universidad Politécnica de Valencia, las áreas de juego públicas deben ser accesibles, organizadas de manera simple y contar con una variedad de vegetación. Además, deben tener indicaciones claras sobre las zonas de uso por edades. Según esta clasificación, se recomiendan las siguientes áreas de juego para que las infancias se desarrollen de acuerdo a su edad.

De 2 a 4 años, se recomiendan áreas de juego con mesas, areneros, asientos, pizarras y juegos de ensartar que estimulen su juego sensomotor. En el rango de edad de 4 a 6 años, lxs niñxs se benefician de elementos como columpios, toboganes, y elementos figurativos como trenes o castillos, favoreciendo su juego simbólico. A partir de los 6 años, las áreas de juego deben incluir elementos que fomenten la exploración, el riesgo controlado, la motricidad global y la imaginación, como paredes para trepar. Finalmente, a partir de los 10 años, se recomiendan estructuras complejas y elementos con actividades deportivas para promover un juego normativo y coordinado, acorde con su desarrollo físico y cognitivo.

La importancia de la naturaleza en el juego y el desarrollo infantil

La interacción con la naturaleza desde una edad temprana tiene un impacto transformador en el desarrollo y crecimiento personal y profesional de los niños. Esta interacción fomenta el relacionamiento con otros, el respeto por la vida y desarrolla la capacidad de adaptación y resiliencia.

En un contexto urbano donde el acceso a la naturaleza suele ser limitado, es crucial plantear propuestas que permitan a los niños experimentar y convivir con la naturaleza. Cada ciudad enfrenta el desafío de ofrecer experiencias que promuevan la conexión con la naturaleza y exploren la diversidad de su territorio, buscando equilibrar el avance tecnológico con la necesidad humana de contacto con lo natural.

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Si quieres saber más de este tema puedes revisar el video podcast “Paisajes de juego”, el cual co-creamos junto al increíble dúo de MACIA Estudio, para conocer las opiniones de expertxs en temas de infancia y su relación con el juego y el diseño en espacios públicos. En su tercer capítulo exploraron la relación del juego y la naturaleza.