Foto Presidencia Redes. Vía México Desconocido


¿UNA DEUDA HISTÓRICA EN LA ARQUITECTURA HECHA POR MUJERES EN MÉXICO?

Escribir sobre la participación de las mujeres arquitectas o en ámbitos de construcción es complejo; hoy en día sabemos de arquitectas contemporáneas multi-premiadas y reconocidas, sin embargo, mirar al pasado hace de esa perspectiva un espacio oscuro y solitario.

¿Cuándo comenzaron las mujeres a ser arquitectas?

En estudios antropológicos se ha reconocido que algunos refugios construidos en asentamientos preurbanos fueron hechos por mujeres, incluyendo tipis, estructuras de madera y cubiertas de pieles o esteras tejidas. Históricamente, las mujeres han sido parte creativa y creadora de vivienda; han participado desde la concepción y ubicación de los primeros hábitats humanos y sus expresiones habitables. Aunque, si recorremos los libros y figuras de la arquitectura sólo encontraremos nombres masculinos. Desde clásicos como Vitruvio y Andrea Palladio, hasta modernos como Le Corbusier; se tratan de periodos en el que apenas podemos encontrar nombres como Eileen Gray, Lilly Reich, Charlotte Perriand, entre muchas más, pero ¿cuántas de ellas podrían ser mexicanas? 

Premios y reconocimientos

El premio más importante en arquitectura es el Premio Pritzker, creado por Jay Pritzker en 1979. Se reconoce a un arquitecto de cualquier parte del mundo, cuya obra muestre su talento y contribución para la humanidad. El primer y único arquitecto mexicano en ganarlo hasta la fecha, fue Luis Barragán, quien lo recibió en 1980. La primera mujer en ganarlo fue Zaha Hadid, en 2004.

En resumen, de las 45 celebraciones, sólo 6 mujeres han recibido el galardón, tan sólo el 13% de premios entregados han sido a mujeres. Por su parte, el American Institute of Architects AIA, en EE.UU., otorga anualmente también su medalla de oro desde 1907; fue hasta 2014, que la medalla fue concedida por primera vez a una mujer. Se le otorgó a Julia Morgan (1872-1957), la primera arquitecta de California, y esto fue un reconocimiento póstumo. ¿Es verdad que durante estos años no han habido suficientes mujeres en el mundo que merezcan ser reconocidas por sus aportaciones en la arquitectura?

La realidad mexicana

En México, la primera mujer en recibirse como arquitecta fue María Luisa Dehesa (1912-2009), quien ingresó a la Real Academia de San Carlos; institución que actualmente es la Facultad de Arquitectura de la Universidad Nacional Autónoma de México. Formó parte de una generación de 113 estudiantes, de los que sólo 5 eran mujeres. De sus días como estudiante existe una anécdota, pues los profesores no dejaban que las mujeres participaran.

 “Un día le pedí a un maestro que me explicara por qué a mí no me preguntaba sobre los temas de clase, y me dijo: ‘A usted sólo le puedo preguntar cómo se hace una sopa de fideos’ ”.

María Luisa se recibió el 17 de julio de 1939 con el proyecto: Cuartel de Artillería Tipo, en el que planteó la idea de colocar vivienda cerca del cuartel como una solución de conexión familiar. Atendiendo además a una solución frente a la deserción militar. Durante su trayectoria, María Luisa formó parte de las secretarías de Obras Públicas y de Desarrollo Urbano; fue docente en diversas instituciones educativas y aunque de su obra no queda registro, sabemos que se dedicó a la construcción de viviendas. 

Guadalupe Marín con sus hijas, Ruth, a la izquierda, y Guadalupe,1939. Foto vía Un día, una arquitecta

Por otro lado, la primera mujer en ingresar a la Escuela Superior de Ingeniería y Arquitectura del Instituto Politécnico Nacional fue Ruth Rivera Marín (1927-1969). En 1950 se convirtió en la primera mujer en egresar con el título de ingeniera-arquitecta de la ESIA. Su círculo familiar le permitió codearse con intelectuales y artistas de la época. Se involucró en la construcción del Centro Médico Nacional y colaboró en el proyecto del Museo de Arte Moderno de la Ciudad de México. Fue docente en su alma máter y fungió, hasta su muerte, como jefa del Departamento de Arquitectura del Instituto Nacional de Bellas Artes. Su obra más reconocida es el Museo Anahuacalli, realizado entre 1945 y 1957, junto a Diego Rivera y Juan O’Gorman.

Museo Anahuacalli

En 1948, María Stella Flores Barroeta (1921-2001) obtuvo su título como arquitecta por la UNAM por su tesis “Una clínica del IMSS”; más adelante fue jefa del Taller del Proyecto de Conjunto de Ciudad Universitaria, siendo la única mujer que aparece de forma oficial en los créditos de esta obra que hoy en día es Patrimonio Mundial por la UNESCO; además, participó en el proyecto y construcción del edificio de Administración y Correos del Conjunto Urbano Presidente Alemán. En el Centro Médico Nacional colaboró en el proyecto de conjunto y realizó el plan del Edificio de Habitaciones y Escuela de Enfermeras.

¿Y en ingeniería?

Cabe destacar también a ingenieras, por ejemplo: Concepción Mendizábal Mendoza (1893-1985), la primera ingeniera titulada en México. En 1930 obtuvo su título como Ingeniera Civil y sobre su examen se publicó lo siguiente:

“Bien sabido es que en nuestro medio la intervención de la mujer en aquellos campos profesionales que parecen ser exclusivamente del dominio del hombre es una labor ardua y desesperante para ella; sin embargo, en nuestras facultades se han graduado algunas mujeres y no es una novedad el saber que existen doctores o abogados mujeres. Más la carrera de Ingeniero había quedado fuera de las aspiraciones de los anhelos femeniles. Lo rígido de las materias que constituyen su enseñanza, lo inapropiado para la mujer de abordar muchos de los trabajos que constituyen la actividad del ingeniero, etcétera; sin duda que hacen en gran parte inaccesible para la mujer esta difícil y noble profesión; por esto resalta la actitud, constancia y decidida voluntad de la Srta. Mendizábal en iniciar, continuar y lograr con éxito su carrera”.

Después de leer esa declaración condescendiente y paternalista sobre una colega queda claro que aún faltaba mucho para reconocer plenamente la labor profesional de una mujer. 

Mujeres arquitectas en el aula

Si bien el ámbito académico ha recibido a muchas más mujeres en sus aulas; tan sólo por entender con cifras, en 1965 ya se habían recibido 119 arquitectas. Según Data México, durante el cuarto trimestre del 2022, los profesionistas en arquitectura, ingeniería y actividades relacionadas, el 37.4% está conformado por mujeres. Es decir, siguen siendo minoría y ni hablar de qué trabajos son los que realizan, pues generalmente son las figuras sin crédito ni visibilidad. ¿Y si dejamos de pensar en títulos?, ¿Cuántas mujeres no arquitectas o no ingenieras se han involucrado en la edificación de sus propias casas?, ¿Qué ocurre en los poblados rurales donde la autoconstrucción es un ejercicio comunitario donde se reúnen familias enteras para levantar paredes?

A pesar de que actualmente hay nombres mucho más visibles y reconocidos en arquitectura e ingeniería, la brecha de género aún es visible. Incluso investigar sobre la historia de las mujeres aquí mencionadas fue complejo, no existe suficiente bibliografía para poder entender por completo su papel en estas disciplinas. Se ha invisibilizado detrás, una vez más, de la figura masculina, pues algunas fueron hijas de hombres con fama en la industria artística, política o de ingeniería. No queda más que insistir: mientras no reconozcamos la importancia de todxs lxs agentes creativxs, seguiremos negando su existencia.


  • TEXTO: Itayedzin Aragón

Fecha de Publicación:
Jueves 23, 03/2023