A Fuego Vivo de Paola Ávalos en el MUSA

Éste año, para su programa de artistas residentes durante el verano, el Museo de las Artes de la Universidad de Guadalajara (MUSA) eligió a Paola Ávalos con un proyecto que recupera la encáustica.

Se trata de una técnica pictórica usando cera como aglutinante, el cual tuvo sus inicios en la antigüa Roma; a lo cual Paola logra explorar desde un discurso contemporáneo.

La práctica de Paola Ávalos

Paola tiene formación de diseño gráfico en la Universidad de Guadalajara, pero su interés por las artes plásticas la llevó al extranjero. Participó en un intercambio académico en el Columbia College de Chicago y conoció a Jasper Johns, experto en encáustica y la invitó a trabajar en el Art Institute en Chicago.

Ha presentado 5 exposiciones individuales: Fragmentos de Prusia y otras atracciones (2014), Lethe (2015), Océanos y Silencios Propios (2016) y Posibilidades (2017); en diferentes galerías y edificios representativos de Guadalajara y otras ciudades de Jalisco. 

Silencios Sonoros

El taller de Paola Ávalos encontró hogar temporal en el MUSA, logrando descubrir nuevos matices, diferentes cuestionamientos y voces renovadas, todo esto en compañía de 2 mil 600 visitantes que han sido testigos del proceso creativo de la artista. Dicho proceso tuvo como resultado la exposición de Silencios Sonoros, visto en un documental dirigido por Pablo González.

Durante dos meses el MUSA fue el taller de Paola Ávalos, en una de las salas de la universidad. Realizó veinte piezas en encáustica (palabra de origen griego que significa “grabar en fuego”), todas en blanco y negro. Esto dio como resultado texturas muy lisas, accidentadas y rugosas; además de capas cargadas, saturación de color y ausencia del mismo. La pregunta es dónde existe el silencio: si en la ausencia, en el movimiento o en la saturación.  

Una reflexión sobre el espacio que habita el silencio y cómo se alimenta; lo que logró la materialización visual del silencio en texturas, capas, luces y contrastes; la idea que hizo realidad este proyecto.

Ávalos cuenta en las entrevistas que forman parte del documental, el suceso que abrió camino a su inspiración. Una atinada recomendación del curador de la exposición durante los primeros días de la residencia: la biografía del novelista, ensayista, filósofo, teólogo, y sacerdote español Pablo d’Ors desató en ella más una sensación que una idea, que se transformó en piezas con un contundente discurso visual sobre los contrastes, la luz y la oscuridad, la ausencia, la introspección y el silencio que habla de nosotros.

Acerca de la intervención de la sala seis del museo con una instalación sonora compuesta por Abigail Vásquez, Ávalos explica: “Lo interesante es cómo Vásquez (que es violinista), aborda el discurso desde su perspectiva sonora con su reflexión personal acerca del silencio desde la perspectiva del sonido.”