Tapatía 2019. Beneficiados por Secretaría de Cultura y el programa Proyecta Producción, foto de Alan Serna.


UNA CRÓNICA HISTÓRICA DE LOS ESPACIOS LGBT+ EN GUADALAJARA.

A lo largo de los años, las personas de las disidencias sexuales, hemos buscado construir espacios seguros, en donde podamos encontrar a otras personas como nosotras y reafirmar que ser quienes somos está bien. Seguramente, muchas personas LGBT+, en algún momento de nuestra infancia o nuestra adolescencia, nos encontramos solas y confundidas en nuestra habitación, pensando que quizá éramos las únicas “así” en el mundo.

Por eso, los espacios LGBT+ en Guadalajara, como bares y fiestas, tienen tanta importancia en nuestra propia vida e identidad personal. Pero no siempre han sido como los conocíamos hace tres meses; y sabemos que después de esta pandemia por COVID-19 nunca volverán a ser iguales.

Acá la historia es peculiar y gracias a que en los setenta un estadounidense, llamado Joseph Carrier, llegó a la ciudad y la eligió para desarrollar su estudio sociológico De los otros: intimidad y homosexualidad entre los hombres mexicanos;hoy contamos con narraciones detalladas sobre la vida de los hombres homosexuales en la ciudad, una década antes de que se detonara el movimiento político LGBT+ en Guadalajara.

Origen

Estas narraciones, van desde la vida común de un barrio tradicional, las dinámicas de la familia tapatía, el cruising y los bares gays. De aquí, podemos recuperar que, probablemente el primer bar reconocido por su “cotorreo gay”; fue una cantina llamada Pancho’s, que no era muy distinta a las demás cantinas de la época. Era el cliché tapatío en donde se bebía tequila y se servían buenas botanas.

Durante el día su clientela era como cualquier otra y por la noche se encontraban, principalmente hombres en búsqueda de la caricia de otro hombre. Aquellos valientes tapatíos, encontraron la forma de salirse con la suya; disimularon su lugar de encuentro y libertad entre las cientos de cantinas de la época. Es así como la común práctica machista de tener espacios sociales sólo para hombres; permitió que para los homosexuales fuera más sencillo que para otras identidades abrir una grieta que les permitía, por lo menos en las noches, tener un espacio donde encontrar a otros como ellos. Esto no pasó para las mujeres y mucho menos para las personas trans.

Los ochenta

En los años ochenta surgieron otros bares para hombres homosexuales. La mayoría no duraban mucho por presión de los vecinos, del ayuntamiento o de la policía; sin embargo hay dos lugares que destacan y son claves para entender nuestra historia.

Uno de ellos es el BOOPS, este bar era de Pedro Preciado, uno de los primeros activistas LGBT, quien fundó la organización GOHL, Grupo Orgullo Homosexual y Liberación; en respuesta al constante abuso policial que enfrentaban las personas no heterosexuales. Lo instaló en la primera planta de las oficinas de la organización (ubicada en las calles Madero y 8 de julio) y servía para financiar su activismo.

Fue clausurado por el ayuntamiento de Guadalajara, cuando el alcalde;  Gabriel Covarrubias, gran protagonista de la homofobia institucional en la localidad; ordenó “limpiar” la ciudad. Esto puso a Pedro y a la organización en una situación económica compleja, por lo que buscó incansablemente reabrir un bar gay en la ciudad; lo cual logró años más tarde, al abrir una sucursal de El Taller, el bar de Luis González de Alba en la CDMX.

Centro de apoyo a la comunidad gay en GOHL
Monica’s

El otro es el Monica’s, que corrió con una suerte distinta, porque al igual que su antecesor el Pancho’s; supo disimularse entre la oferta de bares para hombres que ofrecía la ciudad. En 1980, en el oriente de la ciudad, Efraín SantaCruz abrió el legendario Monica’s, un bar pequeñito rodeado de prostíbulos y casas de citas que operaba bajo el giro comercial de “Casa de asignación”. Que es como el ayuntamiento catalogaba a las casas de citas, para  no levantar sospechas.

El Monica’s dejó de ser ese pequeño establecimiento para convertirse en uno de los lugares emblemáticos de la vida nocturna LGBT en nuestro país;  teniendo en sus mejores años más de 1500 asistentes por noche y los mejores espectáculos travestis de la ciudad. Sin duda fue un espacio que marcó la vida de miles de personas a lo largo de sus más de 30 años. Como ellos muchos más se crearon y desaparecieron a lo largo de los años, consolidando la zona centro de la ciudad como el lugar donde los homosexuales iban por las noches.

Vida Caffé

Sin embargo estos años de pequeñas y constantes conquistas frente al ayuntamiento y los vecinos, por la apertura y permanencia de “bares gay” , estuvo siempre acompañada de un toque de clandestinidad y anonimato, una especie de dimensión paralela más cercana al desfogue que a la inclusión. 

Fue hasta el año 2001, que una oferta distinta existió en la ciudad, un espacio fuera del cliché de las cantinas de machos y los cuartos oscuros, o las largas noches de fiesta con música a todo volumen y mucho alcohol. Como lo narra Roberto Hernández, a través de Latinchat circuló la idea de una cafetería para personas LGBT; en un formato más cercano al “Central Perk” de la serie Friends que a la clandestinidad de la vida nocturna gay.

Esta cafetería es Vida Caffé, un espacio que hasta la fecha existe y se convirtió en un referente para miles de jóvenes en los años 2000´s, que habían crecido en una ciudad distinta a la de sus antecesores, en donde esconderse ya no era la norma. Los años que siguieron estuvieron marcados por una diversificación en la oferta de bares LGBT, pero también por la conquista de otros territorios, es decir, cada vez fue más común encontrarlos hacia el poniente de la ciudad, hacia las partes más adineradas; pero  también más conservadoras.

Ahora

Esto, de alguna forma, significó una asimilación paulatina en la ciudad, que fue sembrando la idea de que Guadalajara sería una de las capitales LGBT, sobre la tradicional concepción de ser “tierra cristera”. Así se permitió la irrupción de otra escena, una en otro formato de oferta para el encuentro de las disidencias sexuales, que, como todo proceso social, no tiene un punto de comienzo fijo, pero si podemos establecer un suceso paradigmático que le dio forma. 

***

Hablo del Tapatía Ball en 2017, una semana de difusión de la cultura ballroom, que es la cultura del voguing surgida en Nueva york en los ochenta como un espacio seguro de expresión y cuidado entre las personas LGBTQ afro-latinas y que en los últimos años creció en México. La organización de esta semana cultural implicó la creación de una red de contactos, de pequeños empresarios LGBT que fueron los patrocinadores y promotores de las actividades, que incluían talleres de voguing en el espacio público, proyección de películas, conversatorios y un “ball”, la fiesta en donde se concursan las categorías de vogue.

Este ball se realizó en el “anexo independencia”,  un foro alternativo poco conocido para las personas LGBT. Lo que tuvo como resultado que se experimentara la libertad que permitía estar fuera un un antro LGBT tradicional; por paradójico que esto suene. Laura Quiles y Lalo García habían creado una comunidad sin saberlo; ya que de las personas que se involucraron y participaron en este Tapatía Ball surgieron otras iniciativas que hoy moldean la escena queer de la ciudad.

Por ejemplo, Efraín y Matty participaron en Tapatía, como promotores a través de su tienda de moda Sharky le funk, cuando ya estaban armando junto con Ninja Gaiden, Microclubbing Nights. Una iniciativa de fiestas itinerantes que tienen como único valor la creación de un espacio seguro para la libertad, la desconstrucción, la exploración de una feminidad y una identidad queer reprimida; poco explorada por la ciudad hasta ese momento.

Microclubbing, Hechizo y más

La primera fiesta fue pocos días después del Tapatía Ball y reafirmó entre las asistentes, la necesidad de contar con espacios que rompieran el esquema común de lo que se conocía como “bar gay”. Había surgido una demanda de mayor inclusión, contenidos más flexibles y con valores distintos a los que se habían adoptado por algunos bares gays, como el clasismo y la discriminación. A lo largo de 2018, estas iniciativas maduraron, por su lado, Lalo, junto con Dionisio Guizar formaron la plataforma Gdl is burning; como una espacio de difusión de la cultura ballroom que adopta la visión de crear espacios seguros para la población de la diversidad sexual y de género desde 3 premisas: Aprendizaje, Visibilidad y Celebración.

Gdl is burning se consolidó como un ente articulador de las casas de vogue que se instalaron o surgieron en la ciudad, creando así una comunidad cultural sólida que comenzó a demandar otros espacios para el encuentro.

En estos espacios generados, por las distintas iniciativas, empezaron a confluir una clase creativa de personas, que a su vez fueron creando sus propias iniciativas.

Así surgió Hechizo, una serie de fiestas con temática drag, en las que a diferencia de lo que se oferta en otras ciudades influenciadas por la competencia de Rupaul´s Drag Race; no  son un espacio para la competición. Para la naciente escena “drag”, los productores de Hechizo, entre ellos Andrés Peña, optaron por construir espacios de interacción y aprendizaje en donde en lugar de competir se ofrecen cursos de maquillaje o estilización de pelucas y se adopta una dinámica de karaoke; en donde el escenario está abierto a cualquier “Draga” que desee compartir su performance esa noche.

***

En 2019 Guadalajara vivió una euforia en la oferta LGBT+, desde festivales culturales, como “Prohibido” o “Andrógina”. El primer festival queer en el Museo Cabañas, uno de los recintos más emblemáticos de Jalisco; un sin fin de balls tirados por diferentes casas, nuevas plataformas para el talento drag como “La Haus” o “Gdl Drag Project”, conversatorios, talleres, proyecciones en el espacio público y un largo etcétera.

Incertidumbre y futuro

En medio de este auge de la escena Queer en la ciudad, llegó la pandemia del COVID-19; poniendo a prueba la cohesión alcanzada en los últimos años.
En los primeros días de la contingencia, MicroClubbing optó por transformar sus redes sociales en un espacio abierto a las artistas y creadoras de la ciudad. Se ofrecieron talleres, talk shows, lecturas del tarot y un sin fin de programaciones diversas.

Después surgió la idea de desarrollar Only Drags,  emulando, o parodiando, a la plataforma Only Fans. En la que las personas pueden monetizar sus contenidos; desde clases de yoga, recetas de cocina y nudes. Esto como una alternativa digital a las plataformas drags locales que existían antes de la pandemia. Esta iniciativa comenzó a tener un impacto positivo, en donde a través de paypal se comenzó a recibir propinas para todas las participantes, quienes no solo dieron un salto del escenario a la producción audiovisual sino que también comenzaron a crear contenidos más allá del lipsync.

Los últimos Only Drags han demostrado el talento y la creatividad de la escena local, pero también han mostrado que más que solo una alternativa recreativa, se creó una plataforma de expresión, con protestas y mensajes sumamente articulados.

Esta muestra de resiliencia a tres meses de iniciada la pandemia por COVID-19, habla de un movimiento cultural sólido. Un movimiento que se formó en la búsqueda de construcción de espacios más seguros para todas las disidencias sexuales; que hoy muestra un potencial que estoy ansioso por descubrir.

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1Carrier, Joseph. De los otros: Intimacy and Homosexuality Among Mexican Men. Nueva York: Columbia university Press, 1995.
2Jade R, (19/09/2012),Monica´s entre plumas y tacones, recuperado de: http://www.articulosiete.com/estilo/7-gay/item/263-monica-s-entre-plumas-y-tacones
3Roberto H, (22/08/2018), Vida Caffe, la libertad con sabor a café, recuperado de: https://www.kavolta.com/2018/08/vida-caffe-a-mano-suelta/



Fecha de Publicación:
Martes 16/06 2020



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