Foto: Raúl Fernández. TimeOut México.


EN LA CDMX EXISTEN MUCHOS ESPACIOS DE SOCIALIZACIÓN LGBTIQ+ PERO ¿CUÁNTOS Y CUÁLES DE ESOS ESPACIOS SON REALMENTE SEGUROS PARA LA COMUNIDAD?

Los espacios de socialización LGBTIQ+ ocupan un lugar importante en la economía del país. De acuerdo con el Directorio Estadístico Nacional de Unidades Económicas del INEGI, los centros nocturnos, bares, cantinas y similares registraron un PIB de $504,220M de pesos en el cuarto trimestre de 2021. La ciudad de México encabeza la lista de entidades federativas con mayor producción bruta total ($2,606M de pesos).

Tras la pandemia abrieron nuevamente mil 66 bares y antros reconvertidos a restaurantes mediante el programa REABRE. De los cuales, un porcentaje significativo corresponde a espacios de socialización LGBTIQ+. Las cifras de La Encuesta Nacional sobre Diversidad Sexual y Género revelan que 4.2% de los hombres y 5.3% de las mujeres se identifican con una orientación sexual diversa. Esto quiere decir que al menos 1 de cada 20 personas en el país se identifica como parte de la comunidad LGBTIQ+. Con estos datos quiero hacer hincapié en cómo una población atacada y vulnerada, pero considerablemente extensa, beneficia al sector comercial nacional. Razón por la cual, muchos de los centros nocturnos, antros, bares, cantinas y similares, utilizan a la comunidad como mercancía, incluidos los espacios que deberían ser seguros.

¿Por qué es importante contar con espacios seguros para la comunidad? 

“Los Ball Rooms y el Vogging, los movimientos trans, el drag, el BDSM y más fetiches, ser queer, la lucha contra el VIH/SIDA, las disidencias sexo genéricas o los feminismos, son los espacios seguros para la comunidad LGBTTTIQA que hemos aperturado nostrxs mismxs”.

Manu Mojito. Espacios seguros LGBTTTIQA, nuestrxs espacios los abrimos nosotrxs.

Si bien, se han ganado muchos espacios seguros por nosotrxs mismxs, también nos faltan muchos por ganar. Existe una deuda histórica por vulneración, discriminación, segregación, invisibilización, lgbtfobia, serofobia, crímenes de odio y muertes. Y las cifras actuales de discriminación por preferencia sexual no se modifican. De acuerdo con la Encuesta sobre Discriminación de la Ciudad de México (COPRED), el 84% de la ciudadanía indicó que se discrimina a las personas de preferencia y/o orientación sexual distinta a la heterosexual. El 85.2% señaló que se discrimina a las personas gays, el 76.8%  a las lesbianas, 75.3% a lxs bisexuales, 71.5% a lxs intersexuales, y de un 74.1% a un 79.7% a travestis, transgénero y transexuales. Además de indicar que se les discrimina mucho, también mencionaron que la principal forma de discriminación es con ofensas e insultos.

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Las secuelas producto de la discriminación por orientación sexual están relacionadas al consumo de tabaco, drogas y alcohol, además de afectaciones en la salud mental, crímenes de odio, violencia y asesinatos. En el documento Principales Resultados del Diagnóstico situacional de personas lesbianas, gays, bisexuales, Transgénero, travestis, transexuales, intersexuales y queers (LGBTIQ) de México 2015 se analiza la relación directa entre tener una experiencia de discriminación a lo largo de la vida y el aumento en la frecuencia de ideas e intentos suicidas. Al menos el 36.04% de la población participante reportó haber tenido ideación suicida y el 15.86% reportó intento suicida. Y no olvidemos las casi 80 muertes anuales por crímenes de odio en el país, el aumento de personas trans al 70.5% del total de homicidios LGBTIQ+, ni las 3,514 personas asesinadas en América Latina en los últimos 6 años por lgbtfobia.

Las acciones y programas enfocados a la población LGBTIQ+ son aún insuficientes. Se requiere de un trabajo interdisciplinario para lograr empoderar a las personas que están en los distintos procesos de identificación y reconocimiento. De estos datos obtenemos la importancia de contar con espacios seguros, pero ¿qué sucede con los espacios de socialización LGBTIQ+?

¿Por qué no me siento seguro en los espacios donde debería sentirme seguro? 

El año pasado redacté para este mismo medio un recuento histórico de la Zona Rosa como espacio seguro para la comunidad. En esta ocasión quiero hablar sobre la importancia de sentirme seguro, no como contrapropuesta al texto anterior sino como un llamado de atención para los espacios de socialización que ya son LGBTIQ+. Si bien la Zona Rosa se convirtió en el referente gay de la ciudad, las cosas han cambiado y no para la seguridad de la comunidad. Encuentro algunos factores de riesgo al asistir a los antros y bares gay de la CDMX.

Primero: el trato indigno para ingresar a cualquier lugar.

La seguridad es importante y agradezco que no se pueda ingresar con armas de fuego o punzocortantes, y entiendo que no se puedan ingresar alimentos, bebidas y otras sustancias, pero ¿hasta qué grado una revisión invade mi privacidad?

Segundo: El trato agresivo por parte del personal heterosexual hacia la comunidad.

Agresiones físicas y verbales han ocurrido al interior o alrededor de nuestros espacios seguros o están relacionadas con los lugares que frecuentamos. Esto como consecuencia de la falta de capacitación y sensibilización del personal heterosexual que trabaja en los antros y bares de la CDMX.

Tercero: El aumento de la población heterosexual en nuestros espacios seguros.

No promuevo la exclusión y es lo maravilloso de la diversidad. Pero amigx heterosexual, en verdad necesitamos nuestros propios espacios y si nos visitas exigimos respeto. El paso de la zona rosa y centro de un espacio comercial y de entretenimiento, hacia un distrito financiero ha hecho que los espacios de socialización LGBTIQ+ se vean invadidos por población heterosexual. La razón: tragos baratos, la cercanía de los lugares, diversión, ligue y drogas. Aunque no se discrimina por preferencia sexual, los machitos, acosadores, mala copas y violentxs no son bienvenidxs y frecuentan nuestros espacios.

Cuarto: La ineficiencia de las autoridades.

Es irónico que la residencia de la Secretaría de Seguridad Ciudadana se encuentre a unas cuantas cuadras de donde somos violentadxs. Podemos observar elementos policiacos y patrullas entre las calles de la Zona Rosa pero a la hora de actuar resultan ineficientes. Los teatros dirigidos por la alcaldesa Sandra Cuevas titulados operativos o cierre de antros y bares no sirven de nada. Todos estamos enterados de la supuesta relación y prevalencia que tiene el narcomenudeo con las autoridades en la zona. Claro, crecimos en una sociedad en la que ser gay es sinónimo de fiesta, promiscuidad y drogas, y la relación entre oferta y demanda siempre va a existir.

Quinto: La discriminación y las agresiones dentro de la misma comunidad LGBTIQ+.

No permitir el acceso de medicamentos controlados es discriminación. Serofóbico en el caso de las terapias con antirretrovirales para las personas que viven con VIH/SIDA. Un gran porcentaje de la población homosexual vive con el virus, y cabe mencionar que los medicamentos son controlados, excesivamente caros (aunque existe distribución gratuita en el país), que existe desabasto y que se deben tomar diario a una misma hora (la mayoría de las personas en TAR lo toman a las 10:00 pm, en horario de operación de los centros nocturnos). 

Sexto: Un espacio seguro también es físico.

Aunque no existe un manual de construcción para centros nocturnos, antros, bares, cantinas o similares, si podemos hablar de lineamientos de protección civil que corresponde a lugares con aforos mayores a 500 personas. Debe existir una salida por cada entrada. Deben existir salidas de emergencia y ventilación. Se debe cuidar la iluminación y el volumen en las instalaciones. Las cargas de los inmuebles deben soportar el tamaño del equipo, la plantilla del lugar y el aforo, así como soportar el estruendo del sonido, las personas bailando y los sismos. Deben existir rutas de evacuación, extintores, señalización y accesos para discapacitados. La mayoría de los lugares que visitamos, cumplen mínimamente con estas características y exceden su capacidad de aforo. Por otro lado, cada uno de estos puntos nos ha llevado a volver a la clandestinidad de manera insegura.

¿Qué hacen los espacios de socialización LGBTIQ+ para permanecer seguros?

La CDMX como “ciudad de vanguardia”, se supone, reconoce los derechos de las personas LGBTIQ+ mediante la elaboración de leyes que nos protegen. Entre ellos el derecho a la identidad; el derecho a la familia y a vivir en pareja; al empleo y seguridad social; a la salud, el derecho a una vida libre de violencia y el derecho a la igualdad y a la no discriminación. 

Sin embargo, los espacios de socialización LGBTIQ+ siguen teniendo desperfectos aunque algunos tomen medidas en sus instalaciones. Reparaciones periódicas, control de aforos, capacitación al personal; ¿cada cuándo sucede y cómo llevan las autoridades sus auditorias? ¿Hasta que la comunidad se pronuncia en redes sociales ante actos que atentan con sus vidas, en estos lugares que se suponía, debían ser seguros?

Y aparentemente, se afirma que hay lugares que operan libres de narcomenudeo y donde su personal es únicamente parte de la comunidad LGBTIQ+; aunque esto resulta muy cuestionable y atender al respecto. A todo esto me gustaría incluir que no existen registros oficiales ni un número total de estos espacios; así que enlisto en este artículo a todos los lugares LGBTIQ+de la CDMX que me vienen en mente: 

Crown, Cabaretito Fusión, Cabaretito Punto y Aparte, Cabaretito Neón (El Taller), El Almacén, Wooow, Baby, Blow, Algo Tranqui, Rico Club, Lx Locx, Pxta, Marrakech Salón, La Puri, Soberbia, El Pecado, Hot Room Bar, Nichos, El New Vaquero, Kinky, Macho, Kings Bar, Pussy, Divina, Teatro Garibaldi, Estéreo Club, El Tijuana, El Oeste, Panchos Bar, La Belle Epoque, Tom’s Leather Club, La Malagueña, El Tahur, Babiana, Enigma, Salón Gardenia, Spartacu’s, El 69, La Perla, Milk, Kashbah Le Club, Sic Club, Discoteca, Chiky Triunfo y muchos más.

Si los espacios seguros los hacemos nosotrxs, tenemos que llevar la transgresión a otro lugar y conseguir una CDMX completamente segura. Si Beyoncé cambió la letra de su canción “Heated” porque era ofensiva para las personas con discapacidad, ustedes pueden cambiar su manera de operar en pro de nuestra seguridad. No sólo somos mercancía, no nos saquen ebrixs a golpes, mejor ayúdanos a pedir un taxi y capacita a tu personal para que nos traten con dignidad, respeto y haciendo valer nuestros derechos humanos.


Fecha de Publicación:
Miércoles 03/08 2022