El mensaje detrás de la moda en ‘Roma’

LYON, FRANCIA. Ahora que me encuentro lejos de México este film de Alfonso Cuarón me hizo sentir una melancolía sonora: el agua que corre para limpiar la cochera, el ruido en la calle, hasta los clásicos de Juan Gabriel en la radio, me pareció casi mágico como el sonido me hacía sentir de nuevo en mi México.

ROMA retrata muchas de nuestras conductas más cotidianas como sociedad. Es un gran espejo que evidencia lo normal que nos resultan las injusticias y los abusos de poder, desde el hogar, hasta niveles políticos. Es esta cercanía la que detona los sentimientos encontrados, y que, en algunos casos, incómoda dando origen a las diversas opiniones acerca de la película.

Pero el punto de esta nota es la indumentaria del filme y su mensaje.

La moda en ROMA

En la película, la moda cumple con el principio básico de situarnos en el contexto histórico, social y cultural de los personajes, pero si retomamos la idea de que la película es como un espejo encontramos una manera distinta de unir esta obra filmográfica con la moda.

Cuando nos vestimos cada día antes de salir de nuestra casa checamos frente al espejo que nuestra vestimenta además de ajustarse a nosotros transmita una parte de nuestra personalidad y cumpla con los lineamientos necesarios para desenvolver nuestro papel social.

En esta ocasión nos estamos viendo totalmente desnudos frente al espejo. Empezamos a preguntarnos si nos volvemos a poner el traje de ayer, al que le acabamos de descubrir unos agujeros y manchas que a simple vista no se ven pero que nos incomodan y que a partir de ahora sabemos que están ahí o, podemos buscar algo diferente que ponernos. Esta segunda opción, “el cambio de traje”, nos lleva a preguntarnos frente a este espejo: ¿quién soy?, ¿qué quiero mostrar a los demás a partir de ahora ? o ¿qué es lo que no quiero enseñar? Al salir a la calle con este nuevo traje notamos que algunos de las personas a nuestro alrededor también cambiaron de vestimenta y empezamos a verlos de manera distinta, también notamos a personas nuevas rostros y formas de vestir tan diferente a la nuestra y nos asombra descubrir que siempre estuvieron ahí, a nuestro lado y hasta ahora podemos verlos y escucharlos con claridad.

ROMA, al igual que la moda, está unida de manera personal a cada uno de sus espectadores latinoamericanos, pero al mismo tiempo está fuertemente ligada al “cuerpo social” (aquello que nos permite coexistir en sociedad).

La película movió de manera personal algunas mentes y corazones de nuestro continente que deciden desafiar y, ¿por qué no?, hasta cambiar nuestro papel social que, aunque es individual, tiene en común con los demás la indiferencia en la que estábamos tan inmersos que ya no la notábamos.

En esta idea volvemos a encontrar un punto de unión con la moda, en específico con la escena de moda nacional en la que desde hace unos años encontramos personajes y proyectos independientes que apuestan por generar propuestas que hagan evidente la diversidad que hay en nuestro país que cada vez más van permeando otras disciplinas de las industrias creativas en México.

ROMA movió las fibras de la moda nacional llevando el discurso incluyente de ésta a más personas con las portadas en las que Yalitzia Aparicio ha portado –en editoriales bien ejecutadas– diseñadores nacionales e internacionales.

El cine y la moda unen la imagen y la palabra creando un discurso tan fuerte que puede llegar a trascender e inspirar a cualquiera. A querer cambiar, escribir y pronunciar de su propio puño y voz su discurso, único y diverso.

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A unas horas de los Premios Oscar, solo nos queda aplaudir a todo el equipo de ROMA el haber llevado a la pantalla esta potente historia, se bajará el furor por la película pero el poder de la historia trascenderá por mucho tiempo más. A Yalitzia Aparicio queremos mostrarle nuestro apoyo, admiración.

No importa cual sea el resultado durante esta premiación, ROMA ya dejó la semilla de la diversidad y la inclusión de la cual recogeremos los frutos en unos años.