RECUPERAR ESPACIOS ES UNA DE LAS APUESTAS MÁS AMBICIOSAS QUE DIVERSOS ESTUDIOS DE ARQUITECTURA, EN UNIÓN CON ARTISTAS GRAFICOS, DISEÑADORES O ILUSTRADORES ESTÁN LLEVANDO A CABO. PROYECTO CUVIER, UN EJEMPLO DE ESTA FUSIÓN.

28/04 2014

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FOTOS: ROWARCH

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La pata de gallo -o houndstooth– es un patrón bicolor que se encuentra usualmente en el mundo textil, caracterizado por la repetición de pequeñas figuras abstractas de cuatro puntas que se asemejan a cuadrados partidos. En un principio se fabricaba únicamente en blanco y negro, pero hoy en día hay una gran variedad de combinaciones.

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Su presencia ha marcado grandes momentos en el mundo de la moda y el diseño, mientras que en la actualidad este estampado cobra un giro inesperado y nos sorprende al aparecer aplicado en diversos elementos que forman parte del diseño de interiores. Aquí un ejemplo de esto; llamado Proyecto Cuvier.

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A cargo de ROW Studio y Ana Soberanes, Proyecto Cuvier es el resultado de la nueva identidad que encontramos en este edificio bajo el número 38 de la colonia Anzures en la Ciudad de México.

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Proyecto Cuvier 83 es un edificio originario de los años cincuenta, que durante diferentes periodos de tiempo experimento al menos cinco intervenciones de distintos arquitectos y poco a poco se transformó en un complejo de departamentos que necesitaba una renovación urgente.

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Demoliendo la fachada principal y agregando ligereza por medio de una nueva serie de balcones, esta construcción ha vuelto a ser un punto de referencia en cuanto a la estética que encontramos en este barrio del D.F. Los muros y plafones abocinados se remetieron hacia la cancelaría de vidrio de los departamentos, que redujeron la altura percibida y enmarcaron las vistas del interior y exterior, todo bajo mosaicos de cemento en donde se muestra una nueva re-interpretación de la “pata de gallo”, idea en la que participo el diseñador gráfico e ilustrador Christian Pacheco.

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Cuando los ángulos de la superficie no coinciden en la continuidad de los mosaicos de pata de gallo, éstos son sustituidos por piezas negras que actúan como costuras que unen los planos opuestos, añadiendo características textiles a la fachada.

La aplicación de los mosaicos en el plafón fue posible gracias a un pegamento desarrollado especialmente para el proyecto, en los laboratorios Perdura.

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Mientras tanto Los barandales de los balcones presentan la propuesta del Diseñador de interiores, Víctor Alemán, quien además de eso añadió una solución visual al agregar postes inclinados a 45° que coinciden con el patrón de los mosaicos que terminan por casar literalmente los dos planos y mantiene la continuidad del estampado casi de forma ininterrumpida.

Sobre los departamentos, la terraza común reproduce el diseño en los mosaicos pero, ahora con un gráfico a gran escala, en el que se implemento una textura antiderrapante en colores blanco, gris y negro.

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La recuperación de este tipo de espacios es una de las ideas más ambiciosas de la que nos hemos mantenido pendientes, pues sin darnos cuenta; este es el momento en el que la fachada de las ciudades ha comenzado a tomar un giro en el que vemos muestras de sensaciones por hacer de un lugar común algo único, que nuevamente represente parte de la historia de su construcción hasta el grado de formar parte de la personalidad de quien lo habite, por lo que recomendamos que te des una vuelta por la calle Cuvier y admires con tus propios ojos lo que la contemporaneidad de la ciudad nos esta ofreciendo actualmente.