DEJAR DE IDEALIZAR LAS RELACIONES SÁFICAS: ¿QUÉ IMPONE LA HETERONORMA?

¿Será que hemos idealizado las relaciones sáficas o por qué sería importante visibilizar el hecho de que también les atraviesa la violencia?

Si eres una persona sáfica con una cuenta de TikTok, lo más probable es que la FYP esté llena de videos discutiendo Ultimatum: Queer Love. Se trata de un reality de Netflix en el que cinco parejas asisten al programa por un conflicto que tienen en común. En cada pareja hay una persona que se quiere casar y otra que no se siente preparada para tomar el siguiente paso. Por ello, la pareja que se quiere casar emite un “ultimatum” para que su ser querido decida después de 2 meses si quiere casarse; comprometerse con alguien que conozca en el programa, o se vaya solterx.

En esta temporada únicamente participaron parejas sáficas. Si bien ocurrieron las intrigas, traiciones y chismes normales para una serie de reality, hubo una relación que alarmó a la audiencia. Mildred y Tiff tenía una relación compleja en la que ambas partes expresaban su descontento ante la habilidad de ser felices. Tras el periodo de prueba decidieron comprometerse con la meta de mejorar su comunicación. Sin embargo, en el capítulo de reunión, que se grabó en enero de este año, Mildred compartió que fue arrestada por violencia doméstica contra Tiff; continuando su gaslighting a tal grado que Tiff tuvo que abandonar la grabación.

Una de las participantes salió a dar contención a Tiff, sin embargo, este se veía considerablemente alteradx por tener que convivir con su agresora. Ni la conductora ni la producción del programa se preocupó por elle, y es indudable afirmar que si se hubiera tratado de un hombre, no habrían incluido a Mildred en la reunión. Incluso, cabe preguntarnos si la respuesta habría sido igual si lx agresorx hubiera sido Tiff, que es masc, en lugar de Mildred que es femme. ¿Por qué se permitió que Mildred asistiera al programa a pesar de ser agresora doméstica? ¿Por qué hablar de sus expresiones de género y cómo influye en cómo se les percibe? Y por último ¿cuáles son los riesgos de idealizar las relaciones entre mujeres?

La idealización de las relaciones sáficas

La idealización de las relaciones lésbicas surge de la esencialización. Este término se emplea para describir categorías sociales tales como la raza o el género y se utilizan justificaciones biológicas. Con esto se asume que un grupo de personas comparte una “esencia” por pertenecer a una categoría. La esencialización perpetúa la violencia sexista y racista porque impone estereotipos con base en los cuerpos de las personas.

En el caso de las mujeres se esencializa el sexismo porque se utilizan ciertas características físicas para construir la idea de lo que es ser “mujer”. A partir de ello se afirma que todas las mujeres tienen ciertas actitudes de forma inherente, como ser sumisas, maternales e inocentes, entre otras. Además, dicha construcción de la feminidad es un legado colonial que fue aplicado para las mujeres blancas; ya que a las mujeres racializadas no se les consideró como seres humanos siquiera.

Dicha construcción de feminidad blanca plantea que las mujeres son inocentes, seres puros e inherentemente buenos. En contraste, la construcción de la categoría “hombres” también contiene ideas esencialistas. Los hombres son supuestamente seres hipersexuales, violentos, dominantes y no desarrollan sus emociones tanto como las mujeres. Son atractivos pero no son de fiar y nunca sabes qué pueden traer entre manos. Bajo esta lógica, todos los hombres son posibles agresores y todas las mujeres son inocentes de ejercer violencia. Asimismo, en las relaciones queer se asignan estos roles de género a las parejas si una tiene una expresión masc y la otra es femme.

Aunado a esto se encuentran los estereotipos de las relaciones lésbicas. Si una mujer es dulce, le gusta cuidar a los demás y es emocionalmente muy intensa, entonces una relación de dos mujeres seguramente tiene estas mismas características. Derivado de esto existen los estereotipos de que las relaciones lésbicas avanzan muy rápido; que existe mucha intensidad emocional y en las que abundan los gestos románticos y detallistas. Sin duda existen relaciones así, no obstante, no debemos asumir que todas las relaciones lésbicas tienen esas dinámicas.

En primer lugar, este tipo de afirmaciones impide hablar sobre la violencia doméstica y el abuso emocional que puede llegar a ocurrir porque se asume que es imposible. Las mujeres no somos homogéneas y retratarnos como personas incapaces de hacer daño sólo por nuestro género también es sexista. No nos permite una experiencia humana completa, pues se nos retrata como seres unidimensionales que existen únicamente para nutrir a otras personas. 

Además de la lesbofobia a la que nos enfrentamos en la sociedad, también debemos hablar de los conflictos entre nosotras, porque es parte de la experiencia humana. No debemos elegir a nuestra potencial pareja porque asumimos que su identidad determinará su actitud, sino porque buscamos amarla.

Sexismo y heteronorma

Las ideas heteronormadas sobre el amor romántico contribuyen a esta visión destructiva del amor. Todo es válido con tal de conseguir el cariño y atención de la persona amada; los celos son una demostración de amor y es imposible evitar el sufrimiento o querer desvivirnos por la persona a la que queremos. En contraste, bell hooks define el amor como “la voluntad de nutrir nuestro crecimiento espiritual y el de las demás personas” planteando además que, no pueden coexistir el amor y el abuso. Para la autora, la persona que nos ame no buscará herirnos, ni utilizar la violencia para controlarnos, aunque digan que es por amor. Por ende, debemos hablar del hecho que puede existir abuso en una pareja, aunque sea entre dos mujeres. La violencia no sólo es física, y por eso puede resultar complicada de identificar.

Por otra parte, los chistes que idealizan las relaciones lésbicas tampoco son justas para quienes las vivimos porque las mujeres sáficas no anhelamos ser deseadas por mujeres heterosexuales. No nos hacen ningún favor al vernos como segunda opción porque los hombres con los que salen no llenan sus expectativas.

Al esencializar a los hombres y las mujeres, se evita confrontar las actitudes sexistas que las personas han aprendido. En lugar de exigir que los hombres heterosexuales mejoren sus habilidades de comunicación en su relaciones, se hace burla de mejor abandonarlos por completo porque son irremediables y saldrán con mujeres porque “por naturaleza” son así. Pero la violencia y el abuso no son características que pertenezcan a los hombres ni a la masculinidad; son formas de ejercer control sobre lxs demás y pueden venir de personas de cualquier género.

Si sientes que algo no está bien en tu relación, pero no estás segura si se trata de violencia, comparto algunos recursos que pueden ayudar. En primer lugar está la evaluación para saber si estás en situación de violencia de Liberas, plataforma dedicada a dar información y herramientas para apoyar a personas que se enfrentan a violencia sexual o de género.

También tienen recursos dedicados especialmente a la detección de violencia en relaciones sáficas. Es una ruta para ponerte a salvo si estás en una situación de riesgo; información necesaria si decides denunciar y una ruta de reparación autónoma para las personas que no busquen atravesar un proceso jurídico. Asimismo, Jóvenes por una Salud Integral existe una línea de atención de primer contacto que da contención y acompañamiento especializado para personas sáficas que requieran ayuda: 5575180565 o en sus redes sociales.

Las mujeres sáficas merecemos contar y vivir nuestras experiencias con todos los matices que la humanidad supone. A veces estamos en relaciones bellísimas en las que tenemos la posibilidad de crecer y aprender de la otra persona; pero a veces nos encontramos en relaciones destructivas en las que vivimos violencia donde necesitamos apoyo para salir.


  • TEXTO: Jumko Ogata

Fecha de Publicación:
Martes 13/06 2023