TE CONTAMOS CÓMO SURGIÓ EL INTERNET EN MÉXICO, CÓMO HA EVOLUCIONADO Y CÓMO LO CONSUMIMOS

La historia del internet está plagada de anécdotas memorables, como la forma en que se creó la webcam para que los geeks del laboratorio de computación de Oxford pudieran ver si la cafetera tenía café, o cómo el gobierno permitió el internet satelital gracias a una supernova; (y los esfuerzos de los astrónomos universitarios).

La primer comunicación TCP/IP se realizó desde el campus del ITESM en Monterrey, en 1988, a la red NSFnet (la red de la National Science Foundation, pionera en el mundo); la asombrosa velocidad de 16 kilobits por segundo. Le siguió la UNAM en 1989 con la primera conexión vía satélite, en un tipo de competencia que emulaba la de EEUU y la URSS en la conquista del espacio.

Para 1992 se inauguró la Red Integral de Telecomunicaciones de la UNAM, la cual conectó a 90% de la población universitaria. RedUNAM fue la primera en ofrecer el servicio comercial de internet, incluido el primer servicio de correo electrónico (que era para lo que se utilizaba, primordialmente). A pesar de todo esto, el acceso común (no académico) todavía tardó entre cinco y diez años, y solamente en algunas ciudades del país.

A principios de los 90s el Tecnológico de Monterrey ya tenía salas dedicadas que podían ser visitadas, y la UNAM transmitía datos astronómicos hacia todas las universidades del mundo, pero para la mayoría de los mexicanos era algo inexistente. Mi padre nos sentó un domingo de 1994 a la mesa del comedor para anunciarnos que “necesitábamos conectarnos con el mundo exterior”; pero no fue algo común en las familias mexicanas hasta finales de los 90s. Lo contrató en JLVázquez, una compañía norteña muy local que todavía ofrece el servicio de internet; aunque en ese entonces funcionaba marcando un número: el internet tenía teléfono, y no al revés.

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Yo mismo creé mi primer correo electrónico en el 98, entré a una sala de chat en el 1999, creé mi cuenta de Hi5 y de MySpace en el 2000, y comencé a usar irq y Messenger en el 2001. Los finales de los 90s y principios de los 2000 fueron los años dorados del internet: un gran interés académico, poca regulación gubernamental, poca intromisión de las grandes corporaciones y mucha ilusión geek de crear el espacio libre que soñaban los hippies en los 70s.

Fueron los tiempos de Napster; el primer servicio peer to peer del mundo (y que fue después demandado por Metallica por piratería), cuando se creó Wikipedia (y todavía se utilizaba Encarta), de los ideales de apertura, conocimiento, libertad creativa.

El primer Iphone salió a la venta en 2007, cuando todos nosotros teníamos (los que teníamos) un Nokia irrompible y mi novia presumía su celular miniatura; con un mejor tono, diez canciones guardadas y un juego de viborita a color. Hoy en día, navegamos la red a través de Google, vemos las noticias en Facebook o Twitter, y no pasamos de 5 apps de megacorporaciones en nuestro encuentro light con la red.

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Ahora, la quinta generación (5G) permitirá gestionar aún más dispositivos conectados con una mayor velocidad de transmisión de datos y con un menor tiempo de transmisión. En China, la red 5G ya tiene 200 millones de usuarios, y a finales de 2021 o principios de 2022 podremos ver los comienzos de esta red en México; (y no, no produce efectos dañinos a la salud a largo plazo). El mismo año en que la red 2G dejó de operar.

El rezago en el acceso a internet continúa siendo un tema pendiente en el país: 80.6 millones de mexicanos usan internet (el 70% de la población; en 2015 era 57%), ya sea móvil o fijo. En una zona urbana ese número sube a 76.6%, mientras que en una zona rural es de 47.7%: menos de la mitad. De ellos, los usuarios de internet con celular fueron el 95.3%. El internet en México es, sobre todo, internet móvil. Y esta tendencia solamente aumenta: La proporción de usuarios de internet que sólo tenían un celular inteligente creció 23% entre 2015 y 2019; (65.1% contra 88.1%, respectivamente).

Al contrario, la proporción de usuarios de computadora es de 49.4 millones, o 43.0% de la población, y menor en 8.3% comparada con los usuarios que había en 2015. Hoy en día existen menos usuarios de computadora que hace siete años. Y sí: con los teléfonos de ahora, las computadoras resultan innecesarias (o impagables) para muchas personas. (Fuente: SCT)

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Sin embargo, este acceso no es total: El 6% de la población no tiene acceso a un teléfono. Y del 94% restante, todavía el 12% de los usuarios usa teléfono “convencional”, no inteligente (léase el viejo Nokia). La tecnología en México siempre ha llegado a destiempos, traslapándose durante años con aparatos en desuso en otros países.

¿Pero de qué sirve una señal 5G en un pueblo con poco acceso a la energía eléctrica, o donde el salario promedio no alcanza para pagar 300 pesos extra al mes?; México no tiene el peor internet del mundo (ese lugar lo tendría Yemen) ni de América (Venezuela), pero sí se encuentra por debajo del promedio mundial.

Tampoco se encuentra entre los más caros, aunque sí resulta más caro que en Argentina, Colombia y Brasil, y dos o tres veces más caro que otros países de la OCDE. México se encuentra en el lugar 52 (siendo el 1 Ukrania, cobrando 5 centavos de dólar por MB). Lo que haría falta es una clasificación balanceada, que compare los precios con el salario promedio de su población. Estados Unidos, por ejemplo, está en el lugar 131, pero si lo comparamos con el salario promedio, en México pagamos mucho más.

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Lo que nos queda claro de esta comparación es la gran desigualdad que continúa, en México en el mundo, y que la falta de acceso a internet solamente profundiza. Otro tema comúnmente solapado es el medio ambiente: el acceso a internet supone la existencia de; 1) un medio electrónico de acceso (celular, computadora, tablet, etc.); 2) una red de comunicaciones (fibra óptica, satélite, antenas repetidoras, etc.); 3) servidores; y 4) energía eléctrica para mantener todo esto en funcionamiento.

Esto implica la necesidad de minería para los componentes electrónicos (que, a su vez, requiere gran cantidad de agua para su extracción y procesamiento), generación de energía (la cual continúa siendo en su mayoría combustibles fósiles), y mano de obra.

Se calcula que la red que llamamos internet consume la décima parte del consumo de electricidad en el mundo. Greenpeace calcula que los data centers de Virginia gastan 4.5 gigawatts, o la capacidad de producción de 9 plantas térmicas de carbón, y no hacen más que crecer exponencialmente. Todo eso para almacenar 1,327 exabytes de información, o casi diez veces lo que almacenaban en 2015. Como punto de comparación, un megawatt produce lo que consumen de 400 a 900 casas en un año; un gigawatt equivale a mil megawatts, o a mil millones de watts (un foco consume por lo común 60 watts). Un servidor (solito) produce 1800 kwh.

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Es complicado analizar nuestra contribución frente a este problema, dado que es un tema global, y sería ingenuo e inútil abogar por que dejemos de utilizar aparatos electrónicos en aras del medio ambiente. Tampoco son insignificantes los esfuerzos de algunos data centers por consumir más energía renovable, aunque son todavía insuficientes. De cualquier manera, es importante dimensionar el peso que implica el uso de internet frente al cambio climático.


  • TEXTO: Pablo Valdés

Fecha de Publicación:
Jueves 02/09 2021