Huesera, la película mexicana sobre la maternidad y el terror

El terror es uno de mis géneros cinematográficos favoritos. Me encanta encontrarme con historias que se salen de las fórmulas preestablecidas del cine para adentrarse a nuevos campos de acción; que incluso rondan lo tabú y decididamente debaten lo que para una sociedad se determina incuestionable. Incluso diría que el mejor terror, para mí, no es el que hace brincar de la butaca ni el que juega con la repulsión. Sí, todas estas son herramientas eficaces para lograr asustarnos pero el que a mí más me gusta es el que te deja con la sensación de haber visto algo prohibido. 

Huesera

Huesera, de la directora mexicana Michelle Garza Cervera, es una exploración profunda de lo que significa ser madre en el contexto mexicano/latinoamericano. La película empieza cuando Valeria, interpretada por Natalia Solián, recibe la noticia de estar embarazada. Aletargada e inexpresiva, parece que al enterarse se pone en piloto automático; al mismo tiempo se desenvuelven los sucesos paranormales que atemorizan a la audiencia. Los personajes resuenan con nuestros propios recuerdos familiares y nos confrontan de nuevo a las expectativas de género tradicionales. Es ahí cuando la vemos transformarse poco a poco en la persona en la que siempre quiso ser.

El terror y la figura materna no son ejes nuevos. De Rosemary’s Baby de Roman Polanski a Hereditary de Ari Aster, se ha cubierto la idea de una maternidad perturbadora o una crianza traumática, pero ahora además la historia no se cuenta bajo la visión masculina y eso hace a Huesera una película liberadora. Aquí a través de flashbacks conocemos a varios de los personajes en su juventud y con ellos vemos cómo los ideales que nos hacemos en la adolescencia se van diluyendo con la rutina y el tiempo.

Regresando a las imposiciones de género, por más deconstruidxs que nos asumamos, siempre hay un dejo del patriarcado en nuestra psique. Y la figura de la madre como equivalente de diosa y virgen aún delimita la forma en la que crecemos. Las expectativas incluso de nuestras propias familias por tener hijos y formar la propia como una medallita de éxito podrán no decirse pero se sienten. La tensión de si seremos buenxs madres/padres, es latente y una de las circunstancias que van aumentando el estrés hasta las escenas finales. 

Sin ánimo de dar spoilers, los pequeños detalles en la actuación de Natalia y el acompañamiento de Alfonso Dosal como Raúl, su pareja, van construyendo una narrativa impredecible y emocionante. Además de estar acompañados de Mayra Batalla, Mercedes Hernández, Aída López e incluso un equipo de bailarines liderado por Diego Vega Solórzano que complementan la película a la perfección. Para rematar, los símbolos de esta identidad católica de tintes esotéricos, que son también parte del tejido de “lo mexicano”, aparecen en la medida exacta para ayudarnos a entrar a la realidad de esta familia.

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Huesera se exhibió en cines en meses pasados y estará disponible próximamente en plataformas de streaming.