¿QUÉ APRENDIZAJES TRAJO LA POLÉMICA COLABORACIÓN CON ESTA MARCA DE LUJO?
Hace cuatro meses, Dior, la marca francesa de lujo presentó su más reciente colección en el Colegio de San Ildefonso, en el Centro Histórico. La colección Resort, generalmente sirve como transición entre los estilos de otoño y primavera y está pensada en brindar a la clientela de cada marca, opciones de guardarropa para vacacionar. Por esto y porque no necesita acomodarse dentro de las semanas de la moda de Ready To Wear, generalmente, las casas francesas salen a presentar Cruise y Resort (colecciones de transición) a otros países.
Recordemos las presentaciones de la colección crucero de Chanel en Cuba en 2016 y la de Vuitton en Brasil el mismo año. De hecho, Dior presentó en 2021 su show crucero en Grecia, colaborando con artesanos locales con la finalidad de generar un intercambio cultural. Tampoco es la primera vez que la marca tiene algún guiño creativo con México.
En 2018, en el desfile de la colección Cruise 2019, escaramuzas finalizaron la pasarela con una presentación de suertes a caballo, ataviadas en faldas, blusas y fajillas de la marca. Poco después, Dior Magazine No. 25 (publicación oficial de la marca) reunió a fotógrafas mexicanas como Fabiola Zamora, Maya Goded, Tania Franco Klein y Graciela Iturbide para interpretar los códigos de la casa en locaciones cercanas a la Ciudad de México.
Esta vez, la colección mostró prendas identatarias de distintas culturas de México como el Cotón de Zinacantán, del pueblo Tsotsil de los Altos de Chiapas. También los bordados de la cultura Mazateca de Jalapa de Díaz y las blusas de tehuanas de las mujeres Zapotecas, ambas de Oaxaca. Éstas, en palabras de Mark Holgate para Vogue EEUU: “estilizadas de manera juvenil con mezclilla de cortes relajados… dotados de un poco de brillo y destellos a través de los accesorios y hebillas de mariposas”. El desfile, enmarcado por el patio central del Colegio de San Ildefonso, se complementó de otros referentes de la cultura local; el trabajo pictórico de Frida Kahlo, Leonora Carrington o Tina Modotti.
Al final, desfiló una familia de vestidos blancos bordados con frases en hilo rojo; fueron citas de activistas y mujeres que viven violencia en México. La marca los trabajó en colaboración con la artista Elina Chauvet y se exhibieron mientras Vivir Quintana interpretaba Canción sin miedo en vivo. “Un resultado que roba el aliento: que una diseñadora, y por tanto la moda, pueda hacer espacios para todxs. En la muestra del día anterior Chiuri reforzó esta idea: ‘No es sobre mi creatividad’, dijo. ‘La creatividad está en los procesos de trabajo en conjunto. Está en la comunidad”, concluye la reseña de Holgate.
La supuesta participación de Secretaría de Cultura y Dior
En México, fue particularmente delicado cuando Alejandra Frausto, actual Secretaria de Cultura, departió con la dirección de la marca en redes sociales. Al parecer, su oficina no investigó a fondo los procesos previos ni posteriores. Ya que se especulaba que la Secretaría había fungido como mediador en el proceso. Hilán Cruz estudió Antropología Social y es fundador de Yolcentle, un taller Nahua de la Sierra de Puebla. Colaboraron con la marca y el artesano compartió que, al menos con él, el acercamiento fue directamente por parte de la marca.
Se realizó una solicitud de transparencia a la instancia federal cuya respuesta fue: “no encontrarse en posesión de esta Secretaría de Cultura dado que la información que se requiere se deriva de las acciones llevadas a cabo en el Antiguo Colegio de San Ildefonso, el cual es un Fideicomiso no considerado entidad con base en lo que establece el artículo 9, tercer párrafo de la Ley Federal de Presupuesto y Responsabilidad Hacendaria. Mandato Antiguo Colegio de San Ildefonso; mientras que, la respuesta de esta última instancia fue:
“El Mandato Antiguo Colegio de San Ildefonso, es un Fideicomiso no considerado entidad con base en lo que establece el artículo 9… En este sentido, si bien el Mandato Antiguo Colegio de San Ildefonso forma parte de los sujetos obligados de la Ley General de Transparencia y Acceso a la Información Pública, y cumple con las obligaciones en la materia a través de la Unidad de Transparencia de la unidad coordinadora actual, es decir, la Secretaría de Cultura, de conformidad con el artículo 26 de dicha Ley, ello no implica que esta Secretaría cuente o tenga acceso a lo los archivos que derivan de su actividad, dado que este opera a través de un Coordinador Ejecutivo, quien no forma parte de la estructura orgánica de la Secretaría de Cultura”.
Por lo que, nos deja en total ambigüedad sobre la supuesta participación de Secretaría de Cultura y la inoperancia burocrática que implicó saber sobre su supuesta intervención. Y que al parecer, sólo se trató de unos cuantos tweets y fotos protocolarias.
Sobre apropiación cultural y ropa artesanal
Al hablar de apropiación cultural hay que tener varios conceptos claros en torno a este fenómeno. Sucede la apropiación cultural y por otro lado, la apropiación cultural indebida. La última hace referencia al hecho de tomar elementos que tienen un significado o simbología importante para una cultura específica; despojarlos de dicho significado y trabajarlos sin dar crédito de origen, para lucrar con ellos. En México sucede constantemente cuando marcas extranjeras e incluso locales toman bordados o motivos de culturas originarias sin el permiso para “retrabajarlos” y comercializarlos con el nombre de su marca.
También existe la ropa que se denomina “artesanal” o hecha en colaboración con artesanos. En esos casos, colectivas y diseñadores trabajan en conjunto bajo la premisa de una relación horizontal. Los diseñadores proponen un tipo de trabajo y la colectiva, a partir de su maestría técnica, genera lo que los diseñadores proponen. Este tipo de proyectos requiere un compromiso a largo plazo, establecer vínculos de confianza y conocer a profundidad las técnicas y capacidades de ambos lados. Herramientas como el Decálogo del saber artesanal textil, creado por ONG Impacto, establece puntos claves para desarrollar estas redes de colaboración. Al contrario de lo que otro tipo de proyectos fomentan como la relación de trabajo verticalizada donde el artesano funge únicamente como mano de obra, sin incluirles en el proceso creativo.
Además de definir el fenómeno de la apropiación cultural, es necesario ponerlo en contexto. En este sentido, Hilan compartió un ejemplo sobre su comunidad; el formato de la blusa para las mujeres es un escote cuadrado con mangas y cuerpo de la blusa bombacho.
Según la tradición oral, se afirmaba que las mujeres sólo usaban un Quexquémitl sin usar nada debajo. Por lo que, durante el verano anudaban la punta del quexquémitl y la echaban hacia atrás, dejando sus pechos descubiertos. “A la llegada de los frailes, esto les alarmó y mandaron a llamar a las monjas para que les enseñaran a confeccionar su ropa interior, que se volverían más tarde estas blusas de escote cuadrado con pequeños detalles de bordado pepenado o hilván”, compartió Hilán.
A partir de este suceso, las mujeres empezaron a utilizar este tipo de blusas apropiándose de un elemento cultural de otro origen, “pero lo reinterpretaron y lo volvieron parte de su estética, aumentando los holanes y la tela e incorporando iconografía que ya tenían del telar de cintura con el proveniente de europa. Se volvió algo identitario. Entonces, la apropiación cultural es parte de las dinámicas económicas, sociales, culturales y religiosas”.
Si es que decides portar un huipil o indumentaria hecha por los pueblos originarios, Hilán enfatiza en la obligación de utilizar una prenda con el debido respeto, informarse y ser cercano con la comunidad. Por lo menos ver videos para entender más allá de lo que se trae puesto. “Generar una consciencia a través del vestir, que lleva siglos de historia y que usarlo no es apropiación cultural de manera negativa”, afirmó el artesano. Al cuestionarle sobre el comienzo de su participación, el confesó haberlo dudado mucho al principio, pues estaba consciente de la complejidad en este tipo de colaboraciones. “Yo no podía decir que sí o no porque este conocimiento no es mío, ni siquiera es de una comunidad; es de un área: la Sierra Norte de Puebla que está conformada por varios pueblos nahuas que comparten estéticas y técnicas textiles que nos identifican”, concluyó el artesano.
Entonces, ¿Dior hizo apropiación cultural indebida? El look 71, por ejemplo, presenta el cotón de Zinacantán. La pieza pertenece al colectivo Sna Jolobil, pero al mismo tiempo se combina con la bolsa Dior Book Tote decorada con los patrones florales característicos de esta labor. El cotón está elaborado por artesanos, la bolsa la realizan de manera industrial, una falta que ya habían hecho en 2019 con otro diseño de la misma bolsa que simula bordados wixarika y cuyo proceso aún se puede ver en el perfil de facebook de la marca. Sabemos que los accesorios son las prendas que más comercializan las marcas de lujo y en este caso, la bolsa puede producirse con más facilidad.
Cabe mencionar que con el cotón o pok’u’ul en su lengua original Tsotil, hubo denuncia de plagio. Primero en redes sociales por parte del promotor cultural Tsotsil Andrés ta Chikinib y después por parte de la Sociedad Civil Organizada de la Cultura Zinacanteca, pues afirman que jamás fueron consultados sobre la supuesta “inspiración”.
Por otra parte, la intervención de los diseñadores en las comunidades lleva tiempo, es un proceso largo y de desarrollo de vínculos de confianza. ¿Estamos ante una colaboración efímera, sin interés a largo plazo por los saberes que la marca busca incluir? Así como el año pasado fue Grecia, este es México y el que sigue será otro más. Según Hilán, la colaboración con la marca sigue, pues al menos Yolcentle, se ha comprometido a entregar dos vestidos al mes. Independientemente de la demanda o pedidos que requiera Dior.
Entre el folklore nacional y el borramiento de naciones
“Primero que nada debemos entender que en México vivimos muchas sociedades, somos una sociedad plurinacional y que, aunque compartimos el mismo territorio nuestras nociones de la iconografía son distintas”.
Hilán Cruz
Un entendimiento controlado por un Estado nación que se ha encargado de invisibilizar a las naciones originarias, ejemplo de esto, la confusión sobre el vestido rojo en la pasarela con supuestamente se trataba de un lábaro patrio: un águila. “En mi comunidad esa águila no se ve como un lábaro patrio, es un pajarito. Es una iconografía que se desarrolló seguramente en el porfiriato. Para nosotros el águila con el nopal y la serpiente no es algo que nos haga sentir mexicanos, porque nosotros antes de decir somos mexicanos, somos nahuas.
De hecho, también hay una serpiente cuya figura es más importante que la del águila, porque hay un mito de creación de nuestra zona donde se habla de una serpiente gigante que cuidaba un cerro y de ese cerro salieron todas las semillas que dieron la vida al mundo. Eso nos hace sentir pertenecientes a un espacio geográfico e historias de una tradición oral. Por otro lado, coincidió con el color verde, blanco y rojo. Da la casualidad que la teoría del color de nuestras zonas para las blusas de las mujeres son verde, blanco y rojo, pero no es porque aluden a la bandera, sino porque así se desarrolló la estética en nuestros espacios. No tiene ninguna connotación con lo nacional o ser mexicano, es parte de nuestra comunidad”.
A partir del entendido de que se extraen elementos identitarios de naciones originarias, cabe aclarar, que no es lo mismo hablar del “traje típico” o “traje regional”. Este último es resultado de la construcción de una identidad postcolonial, una manera de hacer “lo mexicano” un constructo homogéneo pero con variantes regionales. Entonces, en la mayoría de estados tenemos una fusión de vestimenta colonial (de inspiración europea) con elementos de culturas originarias y afrodescendientes.
Por otro lado, el término “indígena”, además de ser impuesto, pone en una sola categoría reduccionista a culturas totalmente diversas. Por lo tanto, el traje de charro, el de chiapaneca o el jarocho, responden más a la idea de exaltar el sentimiento patriótico y nacionalista que a verdaderamente visibilizar las culturas que integran el territorio.
¿Un ejemplo más de extractivismo?
“Es muy fácil hablar de extractivismo y apropiación, y no contribuir en estos espacios. Es muy fácil criticar y ofender, porque hubo ofensas hacia mí y otros proyectos cuando nosotros no recibimos ningún apoyo, y salió de y para nosotros”.
Hilán Cruz
Hilán compartió que María Grazia, directora creativa de Christian Dior, estaba muy interesada por generar una verdadera colaboración, donde el artesano no sólo fuera mano de obra, sino también fuera parte del proceso creativo. Esto implicó que más adelante fuera a conocer y trabajar de la mano con el equipo de diseño de París. Principalmente cuando Hilán compartió que la peculiaridad de Yolcentle es hacer su trabajo bajo dos vertientes, por un lado elaborar piezas de origen etnográfico, es decir, piezas que se usan en su comunidad y por otro, una propuesta de diseño más sobria y minimalista; aspecto que sin duda interesó a Dior.
El artesano lamentó los ataques de connotación clasista y discriminatoria que padeció tras su participación en dicha colección. “La gente decía: “ay ojalá les hayan pagado bien”, “ojalá no les copien sus diseños”, como si no tuviéramos la capacidad de razonamiento. Hay personas preparadas en nuestras comunidades”, enfatizó.
“Creo que sí fue una extracción de algo al final del día, eso es más que claro. Cuando se habla de una epistemología es muy cierto, es una manera de generar conocimiento. Es una parte identitaria que le muestra al mundo la forma de pensar y entenderse como humano en el mundo. La cuestión aquí es observar qué está sucediendo alrededor de todo esto y dentro de las comunidades. Nosotros cedemos una parte de nuestra cultura para poder lograr un objetivo, que los niños de mañana no tengan la necesidad de ocultar su origen, es por lo que lucho e impulsé al taller, para que todas estas problemáticas estén en proceso de desaparición. No sólo en el textil, también en la lengua, la religión y la medicina”, afirmó Hilán.
Yolcentle desarrolló una serie de piezas de las que sólo se mostraron cuatro en la pasarela: una camisa, un Quexquémitl y dos vestidos. Hilán compartió la existencia de un contrato donde se especifica el respeto a la técnica, la iconografía, los elementos y producción realizados para que sean hechos únicamente por ellos. Establece que hay un pago justo y un contrato firmado donde Dior se compromete a respetar su estética y técnicas. Según el artesano, su proceso fue empezar a trabajar sus ideas con las de la marca, y retomar algunas piezas que ya tenían terminadas desde hace tiempo para mezclarlas y cumplir con las fechas de entrega pues la técnica de pepenado o hilván requiere mucho tiempo de realización.
“Dior ha sido una plataforma para dar a conocer nuestro trabajo y la riqueza textil que existe en México, para que mucha gente empiece a respetar y valorar lo que por mucho tiempo ha sido motivo de burla y exclusión por racismo y clasismo para nosotros”. Por lo que, otra pregunta aparece insistentemente, aunque duela aceptar: ¿si es necesaria la aprobación extranjera para legitimar el legado y reconocimiento plurinacional? Parece ser que sí, ¿aunque ello implique lucrar con la distorsión de saberes comunitarios?
Finalmente, el artesano destaca que su principal intención es generar respeto hacia sus culturas a partir del textil. Una lucha enfocada a fomentar el respeto de sus espacios, culturas, manifestaciones y comunidades a partir del textil. “Porque la gente ni siquiera tiene consciencia de que existimos. Hay una diversidad grande de textiles en México, en el caso de la Sierra de Puebla, en el taller Yolcentle desarrollamos una técnica de tejido en curva que es única en el mundo y que nosotros seguimos trabajando”.
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TEXTO: Cristina Cruz y Rodrigo de N. Colmenero
Fecha de Publicación:
Jueves 14/09 2023
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