EL CLÁSICO DE TODOS LOS HOGARES MEXICANOS REAPARECE EN CUANTO EMPIEZA A HACER FRÍO.
En la mayoría de las ferias en México, sobre todo las que se organizan de forma local o en poblaciones pequeñas; es común encontrar un enorme puesto que asemeja una pirámide construida de todo tipo de cobijas. Sobre esa construcción que desafía la lógica se encuentra un hábil vendedor que al ritmo de bromas oferta sus productos. Detrás de él, cobijas extendidas mostrando los diseños que van desde paisajes, hasta los personajes animados del momento o cuadrícula tipo escocesa.
Muchos de estos vendedores ofrecen los populares cobertores tipo San Marcos. Estos se caracterizan por ser pesados textiles de un solo color que a diferentes tonos forman la ilustración de algún animal o paisaje. Incluso hay algunos que tienen figuras religiosas y guerreros aztecas que recuerdan a las pinturas del mexicano Jesús Helguera; una de sus más populares se exhibe en el museo Soumaya y relata la leyenda de Popocatépetl e Iztaccíhuatl.
Pero el tipo en el letrero excluye a estos cobertores de los originales San Marcos. La historia de la producción de estos cobertores inicia en Aguascalientes con Jesús Rivera Franco. Originario de Jalisco, llegó a la ciudad a temprana edad. Con el paso del tiempo decidió explorar en la industria textil; inició aprendiendo a confeccionar zarapes. Después de unos años de trabajo en diferentes fábricas decidió montar su proyecto propio. Fue así como nació Grupo Textil San Marcos.
El tradicional e icónico cobertor San Marcos fue un descubrimiento que realizó en un viaje a España. Ahí conoció el telar de jacquard y decidió elaborar en él, un pesado cobertor de poliéster. Los cobertores se ilustraron con animales como caballos, osos y grandes felinos, siendo estos los más populares. La etiqueta característica además de incluir las instrucciones de lavado, rezaba el nombre de la marca y se ilustraba con el arco de entrada al Jardín San Marcos, ubicado en el barrio del mismo nombre en Aguascalientes.
Durante la década de los años 70 y hasta la firma del Tratado de Libre Comercio, los cobertores San Marcos se popularizaron en todo el país. Si bien la creencia popular mexicana -sobre todo en las clases media alta y alta- consideraba que este cobertor iba dirigido a la clase baja; la realidad es que era un elemento que había permeado cualquier barrera socio-económica que existiera en ese momento. Salían trailers de Aguascalientes llenos de cobertores para surtir el país y hasta exportar a Centroamérica.
Con la apertura de relaciones comerciales con más países entraron productos a competir con los que se producían de manera local. Entre ellos cobertores más ligeros, de diferentes materiales y maquila asiática que abarataban sus costos. Esto hizo que la empresa sufriera una crisis económica y que Jesús Rivera decidiera venderla al conglomerado regiomontano Celulosa y Derivados; que entre su expertis contaba las fibras sintéticas. Desafortunadamente, la crisis llevó a esta empresa a tomar la decisión de cerrar la planta de Aguascalientes en el 2004 y así finalizar con la producción de los tradicionales cobertores San Marcos.
Pero ese no fue el fin de este elemento que había quedado impreso en la cultura mexicana. Los cobertores que en sus inicios eran bastante accesibles -$45.00 pesos en la década de los años 80- por ser de un material sintético y confección prácticamente artesanal; si eran bien cuidados podían ser utilizados por años. La realidad es que la tradición en el país es sacar estos cobertores durante el invierno y protegerse del frío bajo una ilustración de, tal vez; un tigre de bengala acechando entre plantas de bambú.
Esto ocasionó que productores como SIENA Home Textiles en Tlaxcala, tomaran la oportunidad para lanzar San Martín y Altamira con un modelo tipo San Marcos. Ésta, continúa con la producción de cobertores con animales como lobos y águilas empleando el tejido jacquard y las fibras sintéticas para su elaboración.
El cobertor San Marcos es tan importante para nuestra cultura que la diseñadora de origen mexicano con residencia en Los Ángeles Brenda Equihua inició su marca homónima tomando como inspiración este elemento. La diseñadora relata que al buscar inspiración en sus raíces se encontró con este cobertor, el cual decidió adoptar para hacer una serie de prendas que en su mayoría sirven como ropa para exterior. Imágenes sacras, diseños florales y el clásico tigre pasan de pesadas cobijas a abrigos largos, sudaderas con capucha, chamarras y hasta donas para el cabello.
La diseñadora busca mezclar alta moda con elementos populares. Sobre este propósito deriva una segunda entrega que usa el típico mantel plástico con colores vibrantes de fondo y diseños florales sobre él.
***
Probablemente aún encuentres un cobertor San Marcos -o alguno similar- en la casa de tus padres o abuelos. Tal vez te lo heredaron cuando decidiste dejar el hogar e incluso te enseñaron a tender la cama de tal manera que el cobertor no quede expuesto a la vista pero sirva como protección para el frío. Sea cual sea el caso, la realidad es que no hay mexicano que no piense en un tigre de bengala merodeando en la selva asiática cuando escucha San Marcos o llega el frío.
Compartir artículo
TEXTO: Isra Vázquez
Fecha de Publicación:
Jueves 26/11 2020
if( have_rows('efn-photos') ) { ?>