Natalia Dyer y Charlie Heaton prueban las licuachelas. Publimetro


KITTY CHELAS, P*TO CHELAS Y LICUA CHELAS. LOS DIFERENTES OBJETOS PARA CHELEAR EN MÉXICO ¿TENDENCIA O DISEÑO? ¿AMBAS?

La cerveza es la bebida alcohólica más consumida en el mundo por segmento en millones de litros. El año pasado se consumieron aproximadamente 175.500 millones de litros de cerveza. México se sitúa en la posición número 39, con un consumo de 59.9 litros per cápita. La diferencia es que en México no se toma cerveza, se chelea. Y para esto los puestos callejeros (en su momento), los tianguis y mercados populares y recientemente hasta algunos de los mejores bares de la ciudad implementaron otros objetos para chelear. En realidad no es un objeto nuevo, sino la manera de resignificar algunos objetos ya existentes para contener la cerveza.

En alguna conversación con amigxs extranjerxs, reímos sobre como sólo en México, se toma cerveza con demasiados ingredientes agregados. Desde la clásica michelada escarchada con limón y sal, con Clamato y la cubana, hasta las más exóticas servidas con camarones, ostiones o ceviches. Siempre escarchadas, con sabores y colores extravagantes, con Tajín o Miguelito y ajonjolí tostado. A lxs mexicanxs nos gusta lo atascado.

La pandemia y el uso masivo de las redes sociales durante esta, implementaron nuevas formas de hacer las cosas. TikTok encabezó la lista de las redes sociales más usadas durante la pandemia y sin duda las tendencias actuales de consumo, se imponen desde esta plataforma. Conocíamos los dori/tostilocos, los esquites con tuétano, las manteconchas y la euforia de las micheladas con ajonjolí tostado de Tepito y la Lagunilla. Pero con la ley seca de cerveza durante la pandemia, la clandestinidad y TikTok, concebimos otros objetos para chelear. Además, la réplica de este atasque mexicano en plataformas de streaming, como La Divina Gula de Netflix, pusieron de moda estas nuevas formas de comer y de tomar chela.

Licuachelas, licuadoras, shakers y mixología

La licuadora, invento de Stephen J. Poplawskiana, fue descrita en su patente como el ‘primer aparato mezclador con un elemento agitador montado en el fondo de una taza, y que mezclaba bebidas malteadas’. Poplawskiana demostraba su interés desde chico en aparatos mezcladores de bebidas, así que la idea de servir una cerveza en un vaso de licuadora no suena tan descabellada. Sin embargo, por temas de litigios en la patente terminó describiendo a su invento como un triturador de alimentos. Sin duda, por esto es el sustituto principal para hacer una buena salsa sin la prisa de triturar en un molcajete. Al final, este electrodoméstico es utilizado para mezclar bebidas, es una alternativa al shaker y el auxiliar para triturar el hielo de las bebidas frías. De hecho, el tequila, el limón y la licuadora son los mejores amigos de una noche de margaritas.

Básicamente la licuachela es una adaptación de la michelada servida en un vaso plástico de licuadora. La idea de tomar esta bebida se popularizó gracias a TikTok durante la clandestinidad etílica de la pandemia. El lugar que la vio nacer fue el barrio bravo de Tepito y después se extendió al tianguis de la Lagunilla y a las fiestas clandestinas. La más famosas son las de Doble SS Susy y Sara Tepito, Dolls Drinks, Las Nenas y las del Bar 5, aunque cada unx tiene sus favoritas. El vaso es escarchado con chamoy de sabores, Miguelito y se le agregan toppings como fruta, dulces y sabores extras. Sus colores fosforescentes son característicos de estos objetos para chelear.

Kitty chelas y la expansión oriental en México

Hello Kitty es un personaje ficticio producido por la compañía japonesa Sanrio. Fue diseñada por Yuko Shimizu en 1974 y posteriormente Yuko Yamaguchi se convirtió en la diseñadora oficial de Hello Kitty. Desde entonces lleva 20 años a cargo de los diseños, productos, accesorios y complementos de la marca. Hello Kitty genera unos 250 millones de euros anuales por la venta de licencias y cuenta con más de 50 mil productos.

El furor es tal en México, que existen dos cafeterías de la gatita sin boca y con moño rosa, una carrera oficial y un tianguis temático afuera del metro Chabacano. De acuerdo con la Secretaría de Cultura, México es de los principales consumidores de productos nipones, entre mangas y animé, visual kei, comida, videojuegos y gadgets.

Además de estas actividades y consumo, Tepito y el Tianguis de la Lagunilla, nuevamente lo volvieron a hacer. Las hermanas de las licuachelas son sin duda las Kitty chelas, una versión de las micheladas servidas en una cantimplora con forma de Hello Kitty. Se popularizaron nuevamente gracias a TikTok con cuentas como la de @barbie.cometacos, @mexicanhellokitty, @liliimarleen, y @gatoefervescente. Al igual que las licuchelas, son micheladas escarchadas al estilo Comonfort, acompañadas con gomitas de colores y una brocheta que tiene todavía más dulces con chile.

Kittychela vía @mexicanhellokitty. Foto vía Gastrolab

Falocentrismo en el arte y el diseño ¿también en los tragos y la comida?

“El falo es tendencia en todos los museos”, cantan Las Bistecs en HDA. “No me quedan euros para ver algo tan feo”, pero sí para tomarme una chela en un contenedor con forma de pene. En la arquitectura, el arte, el diseño es común encontrar la figura del falo. Sin embargo, recientemente llevamos la figura del falo a los objetos para chelear e incluso para comer. 

Otra de las formas en que se popularizó tomar micheladas durante la pandemia, fue hacerlo en una forma fálica. Durante este año llegaron al mercado las Pito chelas, micheladas escarchadas. Y es que el doble sentido de lxs mexicanxs se ve reflejado hasta en la forma de tomar cerveza. Por otro lado, así como hay falocentrismo chelero, también lo hay en forma de Nalguitas. Por si esto fuera poco, encontramos la versión comestible en forma de waffle. Estos tienen su origen en Asia donde se celebra el día del Pene, la Fertilidad y Prosperidad. Con La Puntita y La Pollería se popularizaron y llegaron a México gracias a La Verguería que nos ofrece waffles en forma de penes y vulvas.

Otros objetos para chelear

En mi época de chelero preparatoriano, sólo conocía los misiles como alternativa plástica a los contenedores de cerveza, o los vasos de colores neón de los bares de la Zona Rosa. Actualmente existen muchas opciones y lo que tienen en común estos objetos es que son producidos a partir de polietileno pulverizado de reciclaje. Posteriormente es inyectado en moldes para su replicación masiva. Aún se replica esta técnica que produce utensilios con rebabas cuyo origen data de los años sesenta por ser de bajo costo.

Tras las Licua Chelas y el repunte de la euforia de ir a la Lagu los domingos, surgieron otros objetos para chelear. Como las Roto chelas, los Huachico litros, las Tutsi chelas o las nalguitas, y seguro aparecerán nuevas formas que puedan ser producidas masivamente a partir de plásticos.

Y como consumidorxs, ¿hasta qué grado permitimos que lo que vemos en las redes determine en la toma de decisiones? ¿Actuamos por moda o porque de verdad nos gustan las opciones que el mercado chelero nos ofrece?

Rotochela, Licuachela y Kittychela. Foto vía Coolture

Cuando resignificamos los objetos y los usamos para algo más

El ciclo o la vida útil de un objeto diseñado para un fin específico, de acuerdo con la obsolescencia programada, es cuando este se desecha, en la mayoría de los casos porque ya “no sirve” para lo que fue creado. Sin embargo, a veces se desecha porque se vuelve aburrido o simplemente nos deja de gustar. Es ahí donde el diseño de objetos o de mobiliario que obedecen a una tendencia, se vuelve problemático; principalmente por su impacto ambiental.

En el caso de objetos para chelear, observamos cómo son resignificados ciertos símbolos y retomados de la cultura popular para darles un nuevo uso. ¿Podríamos afirmar que lo kitsch o lo divertido es parte inseparable de los objetos que utilizamos para la vida cotidiana? Un fenómeno de la cultura material que resulta interesante y cuyas repercusiones tal vez no dimensionamos todavía ¿en dónde terminará todo ese plástico?

Por otro lado, también destaco las tendencias de TikTok durante la pandemia y cómo nos regresaron al ‘boom de los productos plásticos baratos, cuasi desechables’. Contenedores, vajillas y juguetes piñateros de polietileno inyectado que en otro momento, fueron el reflejo de las crisis económicas, políticas y sociales de México. ¿Qué dirá después la historia de este tipo de artefactos para tomar cerveza?

En este sentido, las preguntas siguen siendo las mismas cuando hablamos de la práctica de diseño que apela por lo emocional, por lo divertido o lo provocador: ¿realmente necesitamos un destapador en forma de luchador? ¿se trata de necesitar o desear? ¿Vale la pena el uso excesivo de plásticos para chelear por seguir una tendencia mediática?

¿Deberíamos responder esas preguntas con una Kitty chela en mano el próximo domingo?


  • FOTOS: Cortesía

  • TEXTO: Bob J. Barraza

     

Fecha de Publicación:
Miércoles 9/11 2022