EMILIO PARTE DE LA COCINA VASCA PARA OFRECER PLATILLOS INTERNACIONALES A SUS VISITANTES

Alberto Ituarte es reconocido por su labor gastronómica en México. Su nombre es sinónimo de experiencias culinarias que merecen reconocerse. Hace más de cuatro años que abrió Emilio, sobre la calle de Emilio Castelar. Con una vista privilegiada del parque Lincoln en la colonia Polanco, este restaurante se ha posicionado como uno de los favoritos en la zona. 

Definir la cocina de Emilio como vasca es reducir su variedad. Cómo muchos otros restaurantes con tintes extranjeros, se enfrentó al reto de tropicalizar sus sabores para llegar al paladar nacional. Ahora este restaurante ofrece desde sus especialidades como arroz, pescado y chuletón, hasta especialidades mexicanas en los desayunos. 

Ambiente

El ambiente es acogedor, la cocina está abierta a la vista y la decoración pretende ser la sala y comedor de un hogar. Tonos oscuros, luz cálida, madera y tapices. La planta baja es más casual, dispuesta a recibir a transeúntes para una bebida, una sencilla botana o una comida en tiempos. El segundo nivel es mucho más íntimo. Cuenta con salas privadas ideales para ocasiones especiales. 

Barra

La barra es clásica, ofrece los tradicionales cocteles, tragos derechos y cervezas. Además cuentan con una cava bastante surtida, apta para maridar su amplia carta. 

Cocina

Nuestra experiencia gastronómica comenzó con las entradas. Desde un ceviche -platillo peruano pero en una versión local-,  hasta los canutillos de arroz con aguacate y cubitos de atún. Para el plato fuerte dos especialidades de la casa: la primera es arroz chipirón, un arroz valenciano similar a la paella, que también tiene mariscos y azafrán. El siguiente fue un costillar que lleva 15 horas de cocción, esto le da un terminado único a la carne. El simple encajar el tenedor hace que la carne se desbarate, eso con la salsa de mostaza y miel hace explotar los sentidos.

Los postres pueden parecer más tradicionales, pero entre su construcción, emplatado y maridaje crean también una experiencia interesante. La protagonista es la Copa Emilio: crema de vainilla, helado de yogurt, merengue y frutos rojos. El cheesecake puede sonar clásico, pero su desconstrucción y el helado de mango que lo acompaña lo hace completamente diferente. El pan francés con brandy es también especial. Al tradicional postre se le baña en este destilado y se coloca sobre un espejo de chocolate.

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Emilio es uno de esos restaurantes que invitan a sentir pertenencia. Desde la acogedora decoración, la deliciosa comida o el relajado ambiente. 



  • FOTOS: Vanessa Flores

  • TEXTO: Isra Vázquez

  • Emilio Castelar 107, Polanco, CDMX

Fecha de Publicación:
Miércoles 10/04 2019